¿Por Qué Se Necesita La Autodisciplina?Muestra

Con el correr de los años en mi vida cristiana, he aprendido que desde el comienzo, como sinceros seguidores de Jesús, todos deseamos cumplir el propósito de Dios para nuestras vidas. Pero lograrlo es otra cosa, y sin duda alguna demanda mucha disciplina de nuestra parte, pues sin ella fácilmente nos inclinaremos a satisfacer nuestros deseos y seremos guiados por la corriente de este mundo que nos persuade a desear y codiciar todo lo que vemos, y por el orgullo de poseer muchas riquezas y bienes materiales, nos desviamos del propósito.

Al estudiar las Escrituras, descubro que el apóstol Pablo, al ser un ciudadano del mundo, por decir que era un misionero o enviado de Dios al mundo a predicar su evangelio, tuvo que haber visto de primera mano esta lucha entre sus seguidores. Por esto nos suplica, insta, casi nos ruega en su carta a los corintios a someternos a rigores u entrenamientos semejantes a los de cualquier participante en una carrera deportiva, diciéndonos que si deseamos obtener la victoria deberíamos ejercer dominio propio o dominio de nosotros mismos, dominio de pasiones o deseos desbordados; casi nos pide que no andemos a la deriva, viendo o caminando de un lado para otro, sino con el propósito definido de obtener “el premio” (1 Co 9.23-27).

Y lo que yo entiendo es que necesitamos tener planes precisos o tener disciplinas espirituales para avanzar en el camino de la fe y la voluntad de Dios, porque el solo hecho de desear cumplir la voluntad de Dios no es suficiente. Para determinar nuestro destino es indispensable tener autodisciplina, no simplemente buenos deseos.

Tal vez a estas alturas te preguntes: "Bueno, Juan, y según la Biblia, ¿qué es la autodisciplina?". El diccionario define la autodisciplina como “adiestramiento personal que genera dominio propio y carácter, y trae como resultado una vida ordenada y eficiente”. Pero también el diccionario bíblico habla de disciplina divina, como corrección de Dios cuando nos desviamos o lo desobedecemos (He 12.5). Y entiendo que ambas van juntas o son inseparables si te consideras hijo o hija de Dios, porque te darás cuenta de que nuestro Padre Celestial usará la disciplina para enderezar nuestros pasos, en tanto que la autodisciplina es lo que nosotros debemos practicar con el poder del Espíritu Santo obrando desde nuestro interior al enseñarnos el dominio propio o guiarnos a tomar decisiones sabias.

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