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MV365: Jeremías a EzequielMuestra

MV365: Jeremías a Ezequiel

DÍA 34 DE 35

Ezequiel 43 – 45

Hoy continuamos viendo la descripción detallada del altar del templo. Ezequiel relata cómo la gloria del Señor volvería a llenar el templo luego de haberlo abandonado debido a los pecados y la idolatría de los líderes y del pueblo. Un temor reverencial inunda a Ezequiel y cae rostro en tierra cuando la gloria del Señor llena el templo.

¿Te imaginas lo que sería experimentar esa presencia de la gloria de Dios (Shekinah)? ¿Recuerdas a Job cuando Dios finalmente le concedió una audiencia y le reveló Su grandeza? ¡Job solo tuvo que callar y echarse polvo y ceniza! Cuando Dios se nos revela en Su Palabra y nos revela Su grandeza y majestad lo único que podemos hacer es reconocer que somos polvo y avergonzarnos de nuestros pecados y de nuestra arrogancia humana.

  • ¿Cuándo fue la última vez que experimentaste la presencia de Dios?
  • ¿Cuándo fue la última vez que en tu iglesia se manifestó la presencia de Dios de forma extraordinaria trayendo convicción de pecado, arrepentimiento y avivamiento? La belleza, tamaño o estrategias humanas de una iglesia nunca podrán sustituir la presencia manifiesta de Dios en medio de ella.
  • Oremos que esto sea una realidad en nuestras vidas y en medio de las iglesias locales que viven en santidad y predican su Palabra fielmente.

Y recordemos que nosotros somos el templo del Espíritu de Dios. Debemos vivir en santidad, consagrar nuestras vidas a Él, y apuntar a Él en todo lo que hagamos y digamos, para así traer gloria a Su nombre.

Restauración del sacerdocio levítico y los sacrificios

Luego de haberlos disciplinado, ahora el Señor iniciará las actividades en el templo una vez más. Las cosas que leemos hoy nos remontan al libro de Levítico, con sus rituales y diversos sacrificios que son necesarios para limpiar y purificar el templo y el altar. Dios se volvería a complacer con ellos.

Es interesante que muchos de los sacerdotes levitas que habían sido infieles e idólatras son rechazados y ahora solo pueden servir en áreas de mantenimiento y tareas generales. Solo los hijos de Sadoc podrán servir como sacerdotes posiblemente debido a su lealtad a David y Salomón.

Una lección que aprendemos es que el pecado tiene consecuencias en nuestra vida, mientras que la obediencia a Dios y a sus principios será recompensada.

Gloria a Dios por la obra de Jesucristo que abolió todos estos sacrificios de una vez y para siempre, y por Su sangre que cubre nuestro pecado y nos limpia de toda maldad. Cuando nos arrepentimos Él nos restaura y nos da nuevas oportunidades de servirlo con conciencias limpias.

  • ¿Hay algún pecado en tu vida que debas confesar y que te separa de Dios y de Su presencia en tu vida?
  • Confiesa tus pecados y pide que Él te limpie y restaure.

El llamado de los siervos de Dios

Me cautiva como Dios mandaba que los sacerdotes no tuvieran ninguna porción de tierra, ya que Él sería su posesión o tesoro más preciado. Dios les sustentaría y les proveería a través de las ofrendas del pueblo. Ellos dedicaron sus vidas al servicio del templo y por tanto no debían preocuparse por las cosas terrenales. Su única obligación era ser fiel al Dios que les llamó y vivir en santidad y fidelidad.

Este llamado a servir sin ataduras me recuerda lo que le dice Pablo a Timoteo:

«Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús. El soldado en servicio activo no se enreda en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado» (2 Timoteo 2:3-4).

Y por otro lado el llamado de honrar y contribuir con las necesidades de los siervos de Dios:

«Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la Escritura dice: “No pondrás bozal al buey cuando trilla”, y: “El obrero es digno de su salario”» (1 Timoteo 5:17-18).

El llamado al contentamiento es cierto para todo hijo de Dios. Él quiere que encontremos toda nuestra satisfacción en Él y no en nada que este mundo nos pueda ofrecer para que seamos libres para servirle.

Hagamos nuestra la oración del salmista:

«¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Fuera de Ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre» (Salmos 73:25-26).

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Acerca de este Plan

MV365: Jeremías a Ezequiel

¡Qué emoción iniciar este recorrido por la Biblia! Este plan es el siete de los once planes para leer la Biblia junto con un devocional de Mujer Verdadera 365. Puedes leer o escuchar cada devocional.

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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/mujer-verdadera-365/season/jeremias-ezequiel/