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MV365: Jeremías a EzequielMuestra

MV365: Jeremías a Ezequiel

DÍA 1 DE 35

Jeremías 1 – 3

Hoy iniciamos un nuevo libro: el libro del profeta Jeremías. Si has estado con nosotras desde el principio de este reto, ¡te felicito! ¡Sigue adelante!

Llamado y comisionado

Jeremías fue llamado y comisionado por Dios para denunciar la apostasía de Su pueblo elegido. Se le conoce como «el profeta llorón» debido al contenido de sus escritos. Siendo de naturaleza sensible y un tanto retraído, Dios mismo pone palabras en su boca y le inviste de autoridad para hablar a Su pueblo durante el reinado de Josías, Joacim y Sedequías, hasta el destierro a Babilonia.

  • Lee el versículo 1:5.

A la luz de los millones de abortos que ocurren en el mundo, ¿qué te enseña ese texto acerca de la vida? Según este texto, ¿desde cuándo inicia la vida?

  • Lee Efesios 1:3-7.

De acuerdo a estos versos, ¿cuál es el valor y el propósito de nuestras vidas?

Llamado a ser fiel

Si lo evaluamos humanamente, el ministerio de Jeremías no fue exitoso. A pesar de confrontar reyes y al pueblo al arrepentimiento, estos no le hicieron caso. Terminaron siendo llevados cautivos a Babilonia, tal y como Jeremías mismo profetizara. Pero esto no detuvo a Jeremías. Él continuó siendo fiel a la comisión que Dios le había dado, siendo fiel a la encomienda (transmitir un mensaje difícil y nada popular) en medio de—y a pesar de—los obstáculos y dificultades.

  • ¿Qué te ha encomendado Dios en este tiempo? ¿Eres fiel a ese llamado a pesar de las dificultades?

Recuerda: Dios te equipa para la encomienda que te da (vv. 1:6-8). Él no llama al equipado, Él equipa al que llama.

Apostasía de Israel

Dios habló a través de Jeremías (1:9) para exhortar a Su pueblo, el cual se había olvidado de Dios. El pueblo había dejado de temer a Dios, y Él lo compara con una ramera. Debido a su apostasía ahora estaba sufriendo calamidad.

Jeremías compara al pueblo con otras naciones que no habían abandonado a sus dioses, a pesar de estos no ser realmente dioses, sino sólo ídolos (vv. 2:10-11). El pueblo de Israel, un pueblo que sí tenía al Dios verdadero, la única fuente de agua viva, lo había abandonado y había cambiado Su gloria para construir cisternas rotas que no retienen agua (vv. 2:12-13), había intercambiado la libertad por esclavitud a través de alianzas con pueblos paganos.

El pueblo había olvidado lo que Dios había hecho por ellos y estaban sumidos en la idolatría. Este abandono de Dios había traído calamidad sobre ellos y ahora sus dioses no podrían salvarlos (v.2:28). A través del profeta Jeremías Dios les llamaba a reconocer cuán malo y amargo era para ellos dejar a Dios y dejar de temerle (v.2:19).

Aunque Judá e Israel habían sido infieles a Dios, Dios estaba listo para extenderles misericordia si ellos reconocían su pecado. Pero lejos de reconocerlo, ellos lo negaban, «no estoy manchada, no me he ido tras los baales» (v. 2:23).

Jeremías le dijo al pueblo que aunque se lavaran con lejía y mucho jabón, su iniquidad no podía ser borrada.

¿Y tú? Examina tu propia vida. No nos desviamos de los caminos de Dios de un día a otro. Es algo que ocurre poco a poco. Nos vamos enfriando. Dejamos nuestro primer amor para perseguir otras cosas, para construir cisternas rotas. Vamos perdiendo el apetito por Su Palabra. Dejamos de congregarnos. Empezamos a comprometer nuestras convicciones bíblicas y a dudar de Su Palabra. Nos vamos desviando poco a poco, y cuando rechazamos la autoridad de Dios vamos dando cabida a la esclavitud del pecado.

Dios es paciente, pero nos advierte una y otra vez acerca de las consecuencias de desviarnos de Sus caminos.

«Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil» (Mateo 26:41).

  • ¿Has experimentado algún grado de enfriamiento en tu propia vida?
  • ¿Hay áreas en las que has desplazado a Dios, dónde has buscado otros refugios o has buscado ser satisfecha con las banalidades de este mundo?
  • ¿Por qué no te pones de acuerdo con Dios con relación a esas áreas en tu vida, a esos pecados? Reconoce tu desvío y pide perdón. Él es fiel y justo para perdonar cuando reconocemos nuestros pecados.

«El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia» (Proverbios 28:13).

Hoy, a través de Cristo y debido a su sacrificio, podemos venir ante Él arrepentidas y seremos perdonadas. Y no solo nos perdona, sino que nos limpia de nuestra maldad y nos hace blancas como la nieve.

«“Vengan ahora, y razonemos”, dice el Señor, “Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán”» (Isaías 1:18).

Día 2

Acerca de este Plan

MV365: Jeremías a Ezequiel

¡Qué emoción iniciar este recorrido por la Biblia! Este plan es el siete de los once planes para leer la Biblia junto con un devocional de Mujer Verdadera 365. Puedes leer o escuchar cada devocional.

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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/mujer-verdadera-365/season/jeremias-ezequiel/