MV365: Jeremías a EzequielMuestra
Jeremías 51 – 52
Hoy continuamos viendo el juicio de Dios contra Babilonia. El último capítulo del libro de Jeremías (52) vuelve a recapitular la historia de la caída de Jerusalén a manos de los Babilonios.
Hoy quisiera enfocarme en algunos aspectos del carácter de Dios que se dan a conocer en medio de este relato:
Dios es dueño de las naciones y hace lo que quiere con ellas
Dios cumple Sus planes y propósitos y juzga a las naciones. Coloca una contra otra como instrumento de Su juicio (vv. 51:20-23). Levantó «un destructor» (a los medo-persas) contra Babilonia (v. 51:1) que la haría pedazos; la dejarán desolada (v. 51:37; 43). Nada ni nadie podría salvarlos.
Hoy vemos grandes potencias y pensamos que son indestructibles. Pero nada puede resistirse a Dios y continuar en pie. Grandes reinos del pasado han caído y lo mismo puede ocurrir en nuestros días.
La historia de las naciones cumple con Sus designios (v. 51:27-29).
Dios hace lo que se propone. Él ejecuta Sus propósitos y planes y nada lo detiene
Jeremías había profetizado lo que acontece con Jerusalén y con Babilonia. Dios había hablado a través de Su siervo. Todo lo que prometió que haría, sucedió: «Porque el Señor ha decidido, y también ejecutará» (v. 51:12).
Nada ni nadie puede detener a Dios.
Dios es misericordioso con Sus hijos y los libra
Dios no abandonó a Israel ni a Judá; los disciplinó bajo el yugo de Nabucodonosor, pero luego los advirtió y les libró de la copa de juicio que Él derramaría sobre Babilonia (vv. 51:5-6).
De la misma forma Dios usa su Palabra para advertirnos del juicio final. El único refugio seguro es Cristo. Mientras los impíos perecen en el castigo, Dios libra Su heredad y defiende su causa (v. 51:19; 36; 45-46).
«El Señor, pues, sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio» (2 Pedro 2:9).
Dios es Creador y dueño de Su creación
Dios creó los cielos y la tierra y es responsable de todo cuanto ocurre en ella. Las estrellas, los cielos, las lluvias, relámpagos, el viento, los límites de las naciones… todo está bajo su control. No hay otros dioses o ídolos que puedan tomar Su lugar; todos ellos son vanidad (vv. 51:15-19).
Todo lo que se exalta será humillado
Esta es una ley natural que vemos a través de las Escrituras. La arrogancia de Babilonia sería humillada (vv.51:53-58), sería despojada de su fortaleza y sus defensas.
«Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Las gruesas murallas de Babilonia serán arrasadas y sus inmensas puertas serán quemadas. ¡Los constructores de muchos países han trabajado en vano porque su obra será destruida por fuego!». (v. 51:58).
Y así terminamos este libro. Consideremos los acontecimientos pasados como enseñanza para nosotros en el presente. Jerusalén cayó porque se alejó de Dios y Su justicia merecía una disciplina. Él es el mismo Dios hoy. Él purifica a Su pueblo escogido a través de la disciplina amorosa, y cuando nos arrepentimos, nos restaura. Él nos libra del mal, nos libra del juicio y nos lleva con seguridad de camino a nuestra Jerusalén celestial.
Escrituras
Acerca de este Plan
¡Qué emoción iniciar este recorrido por la Biblia! Este plan es el siete de los once planes para leer la Biblia junto con un devocional de Mujer Verdadera 365. Puedes leer o escuchar cada devocional.
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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/mujer-verdadera-365/season/jeremias-ezequiel/