Tiestos

¡Que bonito proceso el que nos toca pasar! Mientras estamos en medio de este proceso quizá no lo veamos así, pero cuando volteamos a ver todo lo que hemos recorrido podemos reconocer lo que hemos madurado y crecido, principalmente, las bendiciones de Dios.

Pudiéramos acabar el libro de esta manera, pero hubo una palabra que me llamó mucho la atención en Isaías 30:14. Dios está regañando a los israelitas, no voy a hablar de eso, sino en ese versículo está escrita la palabra "tiestos".

Yo no sé si tú conocías esa palabra, pero yo no. Tiestos simplemente son pedazos de vasijas.

En Levítico 11, Dios les está dando a los israelitas una lista de animales inmundos que no podían comer ni tocar. Entre ellos se encuentran la comadreja, el ratón, la rana, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón. Si uno de estos animales caía en una vasija de barro tenía que ser quebrada. Algunas veces dejamos que entren a nuestra vida cosas inmundas, cosas que Dios nos ha advertido que no debemos “comer ni tocar”. ¿Qué pasa cuando nos aferramos a tocar esas cosas impuras? Tenemos que ser quebrados porque Dios nos ama tanto que quiere que un día lleguemos a su presencia y no nos perdamos llenos de pecado.

Me pongo a pensar que hay muchos siervos de Dios que han pasado momentos y situaciones difíciles, o han dejado que cosas inmundas entren en sus vidas, que ya servían como vasos útiles al Señor, y ahora andan como vasijas quebradas, como tiestos. Quizá ahora piensan que así no pueden servir al Señor, se sienten incompletos quizá.

Sin embargo, los tiestos todavía tienen uso. Con esos pedazos de vasijas sacaban agua de la cisterna y/o cargaban carbón encendido, 2 cosas muy importantes: el agua da vida, purifica y el fuego calienta y purifica también.

Si tú eres ese tiesto que está quebrado, Dios también quiere usarte, imagina que bendición que Dios te use para cosas de suma importancia como cargar agua y fuego. Lo único que tienes que hacer es entregarle todo al Señor, dile con tus propias palabras qué es lo que pasa en tu vida (Él ya lo sabe, pero tienes que ser tú el que se lo entregue), dile de los pedazos que quedan en tu vida, ofrécelos. ¿Qué sabes hacer? ¿Qué puedes hacer? Hazlo para el Señor. No hay vasijas que Dios deseche, acércate a Él y ofrece un sacrificio (Salmo 51:17), es decir un espíritu quebrantado y un corazón contrito y humillado. Deja que Él haga la obra hoy y déjate usar, sé de bendición a otros y vive para glorificar a Dios.

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmo 51:17

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