Celebración, Refrigerio y Descanso.Muestra

Toda fiesta trae regocijo y refrigerio.

El regocijo no se puede fingir, no se puede solo demostrar con una sonrisa en la cara, el regocijo es espontáneo y real, es una demostración de lo que nuestro cuerpo, nuestra cara y nuestras expresiones demuestran, pero que se ha originado en nuestro corazón.

Cuando Dios le dice a su pueblo que se regocije, no le dice que "finjan una alegría" "muestren que algo bueno pasó, aunque no ha pasado nada". De hecho, Dios le dice el porqué se van a regocijar.

Dios le dice:

Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová. Porque habréis recogido fruto de la tierra.

No se finge un fruto, no se finge una cosecha, ella aparece luego de que el trabajo de una persona y la bondad de Dios se manifiesten en esta tierra.

Yo imagino a las personas recogiendo sus frutos y recordando lo que Dios dijo: "Yo te dije que tendrías fruto, y que te regocijarás, y que harías fiesta".

Tenemos que recordar y ver el fruto de lo que hemos sembrado. ¿Has sembrado Palabra de Dios? ¿Has sembrado lágrimas? ¿Has sembrado disciplina? ¿Has sembrado oración? ¿Has sembrado finanzas? ¡Dios traerá el fruto!, y te regocijarás.

La promesa viene de Dios y la recompensa también, por ello debes estar atento, es a la mano de Dios y no del hombre.

Dios me lo ha hecho saber muchas veces: "Cuando lo hagas, no lo hagas como para el hombre, sino como para mí".

Cuando yo doy algún tipo de siembra, ya sea de orar por alguien, darle algo para su sustento o de animarle, recuerdo que esto se escribe ante los ojos de Dios, para su gloria, no la mía, y para honra de Él, y no de la persona. Trato de no pensar en qué podría hacer esa persona para devolverme el favor, o si en los próximos días será agradecido. porque no lo hago para las personas sino para Dios.

Si en los próximos días la persona se olvida de mí y de lo que he hecho por él, entonces sé que sembré en buen terreno, porque sembré "como para Dios, y no para el hombre", y Dios traerá su fruto y su cosecha como Él quiera.

Entonces yo veo la recompensa, porque simplemente Dios es fiel, y me regocijo en Él. No lo puedo fingir, mi corazón se llena de alegría, mis labios le adoran, es real, y no puedo dejar de hacer celebración para él.

Él me da refrigerio, Él me da fruto, y es por su bondad, lejos está de mi pensar, que es mi esfuerzo, cuando sé que É puso la tierra, la semilla, el riego, y la producción, yo solo acepté ser parte de esto. Hoy puedes estar seguro de que viene el fruto, como Dios quiera, sin ver al hombre, y con nuestros ojos puestos en Él, Él traerá regocijo también.