Menos toxicidadEjemplo

Se requiere sabiduría para poder convivir con una persona tóxica. Tal vez esperamos que ella cambie y de seguro Dios puede transformar su corazón, sin embargo, el principal corazón que Dios quiere transformar es el tuyo.

Debemos lograr que los comentarios, las actitudes o las acciones de las personas tóxicas no nos marquen más de lo que la Palabra de Dios puede marcar nuestra vida y corazón. Tal vez sus comentarios logren detonar una emoción en nuestro corazón, pero no permitamos que esa emoción se convierta en una convicción en nosotros. Entreguémosle a Dios nuestras emociones en oración y dejemos que Él las transforme para su gloria.

Oremos por aquellas personas que en ocasiones es un poco complicado convivir con ellos. Pidamos que Dios cuide y sane su corazón, pero sobre todo que Él nos permita ser de bendición cuando estemos a su alrededor.

Tal vez conozcas algunas personas con estas carácterísticas:

El ofendido: es le que con una palabra o conducta tuya se ofende y de esa manera manipula. Trasmite el mensaje: “Según cómo te comportes, yo estaré o no”, para que todos los demás queden a la expectativa de sus acciones.

El que tira y corre: es el que pasa, tira un misil y sigue de largo porque lo único que está buscando es tu reacción.

El que triangula: es el que “lleva y trae”, te sumerge en el medio de una discusión que no te corresponde para que tomes partido y salgas en defensa de alguna de las partes.

El psicópata: es el que felicita y descalifica al mismo tiempo.

El reaccionario: le gusta discutir, criticar y buscar que te sumes a él para hacerte perder el tiempo.

La sabiduría de Dios puede ayudarnos y guiarnos en medio de la convivencia con ellos.

Recuerda no permitas que su toxicidad te destruya, Dios quiere usarte para bendición.