Transformados Por Su PalabraMuestra

En la actualidad mucho se habla acerca de cómo la música produce efectos positivos o negativos en nuestra mente, de cómo estudiar como un tipo de música puede ayudarnos a concentrarnos mejor, o cómo dormir con determinados sonidos puede calmarnos, todos ellos buscando el bienestar de cada uno.

Sin embargo, hay una música que es superior a cualquier sonido, y es la adoración a Dios, adorar a nuestro Padre Celestial, aunque no tengamos fuerzas es un acto de honra y reconocimiento, de gratitud, de confianza y dependencia al saber que él tiene el control, que le alabamos porque es soberano, santo, justo, poderoso y sobre todo amoroso, y tiene cuidado de cada uno de nosotros.

El Salmo 42 es una oración que expresa perfectamente lo que muchas veces experimentamos como seres humanos, un alma abatida, preocupada, angustiada, pero el Salmista reconoce esta emoción y le dice a su alma: “Espera en Dios y Alábalo”, le dice a su alma el Señor es mi Salvación, es mi Dios, es el soberano, el que tiene el poder.

El salmista dice mi alma está deprimida, pero por eso intencionalmente recuerdo todo lo Dios hizo en mi vida, le recuerda a su espíritu como el Señor envía su misericordia en el día y como en agradecimiento durante las noches el alaba, eleva una oración a Dios y le dice a su alma: "De nuevo volveré a alabarle".

Así como en este Salmo, necesitamos dejar evidencias para nuestra mente, alma y corazón de todas las cosas que el Señor ya hizo cada día, recordar que, aunque en ese momento estemos preocupados por allí ya hemos pasado y Dios ya nos sacó en otras situaciones, así que hacemos memoria de su poder y le alabamos, le damos gracias por todo, por cada situación y circunstancia y descansamos en su voluntad.

La Palabra tiene poder para dar vida, el Espíritu Santo nos consuela, nos anima, nos levanta y el amor de Dios nos sustenta cada día, así que por difícil que sea tu situación: "Ora en toda circunstancia y no dejes de alabar", anota de manera física o digital todas esas respuestas de Dios a tu corazón, todas sus maravillas en tu vida, háblale a otros de sus milagros, adórale en todo lo que hagas y alaba con todo tu corazón y el Señor te llenará de gozo, de alegría y ten la seguridad que estará contigo dondequiera que vayas.