Del Caos a La ClaridadMuestra

Perdí muchos años llamándolo "Dios Padre" mientras seguía viviendo como si fuera el amo de mi universo. Puse mi confianza en el dinero y mi identidad en todo lo que pude lograr. Pero la vida se volvió cada vez más oscura para mí.

Cuando mi padre biológico murió de la enfermedad de Huntington, mi espiral de pensamientos negativos entró en sobremarcha. Lo único en lo que podía pensar era en la posibilidad de que, sin saberlo, les había transmitido este gen a mis hijas. Me sentía tan desamparado, tan frágil. Dado que la vida no había creado el resultado que deseaba, la única creencia que podía conjurar era que la religión está muerta y que la vida no tiene sentido.

Me convertí en un alcohólico mientras trataba de adormecer el dolor, y fue después de que mi esposa reunió el coraje para dejarme que finalmente me paré en el silencio de mi casa vacía y le ofrecí a Dios lo único que necesitaba para liberar mi verdadero destino como hijo: rendirme.

Mientras caía de rodillas, exclamé: "Dios, he sido ateo. ¡He estado tan enojado contigo por lo que pensé que era crueldad! Pensé que mis fracasos se debían a que no me amabas. Te estoy clamando ahora porque, ya sea que entienda tus caminos o no, no puedo negar que tú eres Dios, y que tú gobiernas soberanamente. ¡Puedo morir como mi padre terrenal, pero quiero pasar hasta el último aliento viviendo como mi Padre Celestial!".

No puedo explicar completamente lo que sucedió mientras gritaba esa oración. Por primera vez en mi vida, me rendí antes Dios, sin importar lo que pasara. Mi relación con Él no tenía nada que ver con lo que Él podía hacer por mí. Se basó en lo que Él ya había hecho —morir en la cruz.

Creo que este es el primer paso para que todos salgamos del caos. Debemos reconocer que no somos suficientes y clamar a Dios. Fue entonces cuando mi corazón se abrió a mi verdadera identidad como hijo. A partir de ahí, todo mi mundo salió del caos y entró en las etapas iniciales de claridad. Mi esfuerzo terminó, y la aventura de ser un hijo de Dios había comenzado. Desde entonces no he vuelto a ser el mismo.

Hoy sé quién soy. Soy un hijo amado. Esta identidad es eterna; es fija. Mis asignaciones pueden cambiar, pero mi identidad permanece.

No puedes controlar el caos en tu vida. No encontrarás significado mientras persigues las cosas que este mundo te ofrece: dinero, poder, fama. Necesitas un encuentro con Dios. Necesitas la identidad que solo Él puede dar.

Pregunta

¿Qué experiencias en tu vida han puesto distancia entre Dios y tú o te han hecho cuestionarlo y dudar de Él? ¿Qué experiencias te han acercado más a Él? ¿Qué revela esto acerca de tu confianza en Dios?