A los Pies de JesúsMuestra

Muchas veces buscamos la dirección de Dios a través de la lectura de su Palabra. Sin embargo, debemos hacernos una pregunta clave: ¿Estoy ofreciendo mi tiempo a Dios en absoluta concentración? Lucas nos revela que María estaba «sentada a los pies del Señor». Curiosamente, es la misma imagen que tenemos del apóstol Pablo sentado a los pies de Gamaliel (Hch. 22:3). La idea que el autor Lucas nos quiere trasmitir es que de la misma manera en que un discípulo se sienta a los pies de su maestro para dedicarle todo su tiempo sin distracciones, María se había convertido en una fiel y atenta alumna de Jesús. De hecho, podríamos decir que María se acercó a Jesús, la fuente de la gracia, de la misma manera que nos ordena el autor de Hebreos: «acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna» (He. 4:16).

Ahora bien, no solamente se sentó a los pies del Señor, sino que también «escuchaba Su palabra». Ésta frase no se refiere a que María estaba lo suficientemente cerca para alcanzar a escuchar la voz de Jesús. La palabra “escuchaba” es la palabra griega “akouo” (de ésta palabra proviene la palabra “acústico”) y significa: Comprender; hacer caso; seguir; estar en acuerdo; obedecer. En otras palabras, María estaba escuchando cuidadosamente, creyendo y obedeciendo las palabras que Jesús estaba pronunciando. Ella aprovechó la presencia del gran Maestro para sentarse a sus pies para acercarse a Él en humildad y obedecerlo.

María no solamente fue una oidora de Cristo, sino que fue una hacedora de sus palabras de vida eterna. Por ésta razón, Jesús vio a María de la misma manera en que había dicho anteriormente que veía a los que sentaban a escucharlo: «Mi madre y Mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen» (Lc. 8:21). La parábola del Buen Samaritano podría llamarse un “llamado a la acción”, pero la acción de María podría llamarse un “llamado a escuchar al Maestro de maestros”.