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La Sangre de Jesús

DÍA 3 DE 3

Anteriormente leímos la proclamación de Juan el Bautista: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios...!» (Jn. 1:29), pero ahora completemos la frase faltante: «Que quita el pecado del mundo». Si Juan no hubiese mencionado la segunda parte, entonces el sacrificio del Hijo no hubiera sido diferente a los corderos sacrificados del Antiguo Testamento.

Para comprender el efecto de la sangre del Agnus Dei debemos de analizar 2 palabras:

  • Expiación: Sencillamente, significa: Cubrir. Ese era el propósito de la sangre de los corderos del Antiguo Testamento: Cubrir temporalmente el pecado del pueblo. ¿Por qué solamente era un cubrimiento temporal la sangre expiatoria de los corderos? Por el simple hecho de que los israelitas debían ofrecer constantes sacrificios de forma anual por su pecado; es la prueba de que la sangre de los corderos solamente tenía un efecto temporal e incompleto.

Imaginemos que hay una pared sucia en nuestra casa y queremos pintarla de blanco. Al aplicar la pintura directamente podemos apreciar que el color blanco cubre perfectamente el sucio de la pared; la pintura está gruesa y fresca. Después de que haya pasado un día completo, encontramos que la pintura se ha secado y transparentado; se puede observar que el viejo color y la suciedad detrás de la nueva capa de pintura que se ha secado. ¿Por qué sucede esto? Porque una capa de pintura fresca solamente cubre temporalmente las imperfecciones de la pared; la sangre expiatoria de los corderos solamente era una capa de pintura temporal.

  • Propiciación: Sencillamente, significa: Apaciguar; calmar. En el Antiguo Testamento solamente encontramos la palabra “propiciatorio”, que era la tapa del Arca del Pacto.

Una simple expiación (encubrimiento temporal) no era suficiente para satisfacer la ira de Dios. Hacía falta algo mucho más poderoso y definitivo. Necesitábamos algo que Dios pudiese ver y decir: “Estoy satisfecho; ahora veo que no hay algo tapando ese sucio pecado en tu alma”. ¿Qué necesitábamos? La sangre del Hijo. ¿Y qué podía hacer la sangre del Agnus Dei? Juan responde a esta pregunta: La sangre de Jesús su Hijo «nos limpia de todo pecado» (1 Jn. 1:7). La sangre del Hijo hizo más que pintar la pared sucia de blanco: Su sangre tomó una lija para raspar y limpiar todas las impurezas de la sucia pared, para que cuando la pintura fresca se seque no haya sucio detrás que pueda verse.

¿Te fue útil este Plan? Adaptamos este Plan del libro de Jair Muñoz: ¿Quién decimos que es el Hijo del Dios viviente?

Día 2

Acerca de este Plan

La Sangre de Jesús

Pablo escribe una poderosa frase a los efesios: «Tenemos redención por [la] sangre [de Jesús]» (Ef. 1:7). La sangre de Jesús es aquel blanqueador espiritual que elimina toda mancha de pecado que estaba pegada a nuestra alma. Por lo tanto, es de suma importancia estudiar y conocer el valor de aquella sangre divina que brotó de nuestro Salvador divino.

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Nos gustaría agradecer a Jair Muñoz Jr. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/jairmunozocampo/