A Lo Que Tú Llamas Normal.Muestra

El Dios que cambia experiencias.

Cuando nuestras vidas se tornan en constantes desafíos, y guerras por librar, necesitamos un respiro y una palabra de parte de Dios.

Las naciones están cansadas de las guerras. Las personas están cansadas de las guerras. Y muchos corazones solo quieren paz.

Hay corazones que solo desean esa paz real que puede ofrecer Jesús y el día que cesen las espadas. Las espadas puedes representar situaciones angustiantes o estresantes que hemos vivido.

En este versículo Dios nos da una promesa grande y fuerte:

"Y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra".

O sea, las espadas ya no se utilizarán para la guerra, sino para abonar, sembrar y cosechar.

¡Así es nuestro Dios! ¡El Dios que cambia experiencias!

Oíste gritos de angustia, y ahora oirás gritos de alegría. Oíste una mala noticia, y ahora Dios te entregará una noticia de consolación.

Dios puede cambiar una situación en la que viste angustia, por una situación de paz.

Dios puede cambiar una situación donde viste amenaza y peligro por una nueva experiencia de vida, milagro y oportunidad.

Dios cambia espadas en hoces, las hoces son un instrumento que sirve para segar mieses y hierbas.

Espadas que marcaron un tiempo fuerte y tenso, por una herramienta que te ayudara a cultivar y cosechar, frutos nuevos de alegría y felicidad.

Dios puede darte una nueva normalidad, cuando Dios daba esta Palabra al pueblo de Israel, le decía:

"No más guerra, no más lucha, yo te defiendo".

¿Sabes quién puede cambiar esto? Una palabra viva del Todopoderoso. Dice el versículo anterior:

"Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová".

Sion es símbolo de gracia, y Jerusalén de paz.

Tendrás una nueva experiencia de gracia y una Palabra del Señor que te llenará de paz.

Esto es lo que Dios quiere, quiere paz para ti.

Una normalidad de paz y bendición. Quiere transformar tus experiencias. Quiere más arados para sembrar aliento, consuelo, y esperanza. Y a su vez que tú coseches frutos de alegría y una nueva normalidad.