Cordero sin defectos

Un cordero sin mancha. En el éxodo del pueblo de Israel de Egipto, cada casa tenía que elegir a uno.

Puede que conozcas esta historia y, si no es así, merece la pena leer Éxodo 12 hasta el final.

Este cordero perfecto estuvo en una familia durante unos días y luego tuvo que ser sacrificado. Debió de ser impresionante para las familias. Matar a un cordero tan inocente y dulce. Puedes ver las caras interrogantes y tristes de los niños ante ti.

Con la sangre del cordero había que untar los postes de la casa. Todo esto suena un poco espeluznante, un poco siniestro. Y, sin embargo, esta sangre en los postes de la puerta era la señal para que el Ángel del Señor pasara por aquella casa sin causar el sacrificio de los primogénitos. Gracias a esta sangre, la plaga, el juicio sobre el Faraón y su pueblo por rebelarse contra Dios, no entraría en aquella casa. Te encuentras aquí con el principio de "esconderse tras la sangre".

En Hebreos 9 lees que sin derramamiento de sangre no hay perdón. Por eso todos esos sacrificios.

En el texto de Isaías, también lees sobre un cordero. Un cordero llevado al matadero. ¿Te das cuenta de que se trata de Jesús? Él es el gran Cordero sin mancha que sería sacrificado. Todos los sacrificios del Antiguo Testamento apuntan, en última instancia, a este sacrificio perfecto.

Desde el Éxodo, donde lees acerca de la institución de la Pascua, hasta las horas antes de que Jesús muera en la cruz y Él dé un significado totalmente nuevo a esta comida habitual de la Pascua (Lucas 22), todo trabaja hacia y te muestra algo de la grandeza de la obra que Jesús, el Cordero perfecto, llevó a cabo.

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• Jesús es el Cordero de Dios. Así habla Juan de Jesús cuando lo presenta a sus discípulos ¿Qué significa eso para ti?
• ¿Jesús es el Cordero que pagó el precio por ti también?
• ¿Por qué la Pascua ha adquirido un nuevo significado?

Ora: "Señor, Tú eres el Cordero de Dios. Tú eres Aquel de quien Juan dice 'He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo'.

Gracias Señor Jesús porque quisiste hacer eso, y porque por la fe puedo acudir a Ti y refugiarme detrás de Tu sangre. Quiero darte las gracias por ello desde el fondo de mi corazón. Amén".