Gracia Sin CondenaciónMuestra

El llamado a la transformación

En el día de ayer la conversación entre Jesús y la mujer quedó en suspenso. Volvamos a la escena.

La mujer le respondió a este maestro desconocido que ninguno de los que la llevaron frente a él, la condenaron. Pero, en realidad, se queda frente a Jesús esperando su juicio. Sabe que se lo merece, y quiere que este rabino la sentencie rápido para terminar con la humillación y el dolor.

Y Jesús responde.

Es increíble cómo su respuesta sigue resonando a lo largo de los siglos, impactando incluso nuestro presente hoy en día. "Yo tampoco te condeno; puedes irte, pero no vuelvas a pecar", dice Jesús.

Las palabras "no vuelvas" en el texto original griego aparece ocho veces en el Nuevo Testamento, generalmente con una connotación salvífica, refiriéndose a la salvación del alma. Esto indica un momento de salvación especial. En el caso de esta mujer, esa salvación a través de la no condena se convierte en un llamado a la conversión.

Lo mismo aplica para nosotros hoy. Jesús no nos condena. Él podría hacerlo, pero elige creer en nosotros. Cree en que aprovecharemos esta nueva oportunidad.

Él olvida nuestro pasado; la Biblia dice que Él arroja nuestros errores y pecados al fondo del mar, nos perdona y los olvida. Sin embargo, ese perdón, ese amor incondicional, debe llevarnos a la conversión. Debemos decidir ser transformados por el poder del Espíritu Santo, que obra en nuestros corazones a través de la palabra y la comunión de la iglesia.

Jesús predicaba el Evangelio de las segundas oportunidades. En este día nos habla al corazón y nos extiende su mano, diciendo: "Vamos, comencemos de nuevo".

Pregunta para el lector:¿Qué significa para ti experimentar el perdón de Jesús y cómo te lleva eso a un cambio real en tu vida?