Discipular la cultura es un proceso.

Las personas pasan:

1. De darse cuenta al interés.
2. Del interés a la decisión.
3. De la decisión al compromiso.
4. Del compromiso a la aplicación.
5. De la aplicación a la reproducción.

Las Escrituras presentan muchos ejemplos de este proceso, miremos uno de muchos para entenderlo:

La mujer en el pozo de Jacob: La historia está en el Evangelio de Juan Capítulo 4. Jesús se acerca al pozo y se encuentra con la mujer, allí al entablar una conversación se despierta el interés ya que no era común este tipo de situaciones. Al escucharlo, toma la decisión de quedarse y hacer preguntas, esas preguntas despiertan en ella un compromiso para dejar su antigua vida y abrazar la vida que Jesús le ofrece, pero no se queda allí. Esta mujer decide trastornar toda su ciudad reproduciendo el mensaje de Jesús y teniendo su propio cambio como testimonio.

Otros ejemplos del proceso de discipulado: El hombre en el estanque de Siloé (Juan 9), Nicodemo (Juan 3), y aún incluidos los discípulos, que siguieron a Jesús y en el proceso creyeron en Él y obedecieron sus enseñanzas.

Entender que el discipulado de nuestra cultura es un proceso y no un evento nos dará la base para no tener expectativas irreales, podemos alcanzar a las personas una a la vez rompiendo con el mito de que eventos multitudinarios podrán traer cambios reales en nuestra cultura.