Triunfando en las PruebasMuestra

Administrado la vida por el bien del Evangelio

Lectura:1 Pedro 4:1-6

EOAO: 1 Pedro 4:5-6

Pero ellos tendrán que dar cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Pues, por eso precisamente, también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en su cuerpo, según criterios humanos, pero vivan en el espíritu, según Dios.

En el texto

Hay una profunda realidad que a menudo, guardamos convenientemente en el fondo de nuestras mentes: un día, todos estaremos ante el trono de Dios. Ese momento será el más significativo de nuestra existencia: una cita divina donde todas las personas serán juzgadas. Para los creyentes, este será un momento en el que seremos vistos, no por nuestros pecados, sino a través del sacrificio expiatorio de Cristo y la fe y el perdón que hemos encontrado en Él (Romanos 8:1). También recibiremos las recompensas por una vida vivida en Cristo (2 Corintios 5:10; Apocalipsis 22:12). Para los incrédulos, enfrentar el castigo por rechazar el don gratuito de la salvación en Jesús es una realidad aleccionadora.

Imagínate estar allí, en la presencia de Dios, dando cuenta de cada palabra, cada acción y cada pensamiento de nuestra vida. Las palabras de Pedro no pretenden paralizarnos de miedo, sino encender una alerta santa en nuestro interior. Nos insta a vivir nuestras vidas con una perspectiva celestial, sabiendo que nuestro tiempo aquí no es más que un soplo a la luz de la eternidad. Debemos administrar esta vida, cada segundo de ella, como un regalo precioso, viviendo intencionalmente de maneras que honren a Dios.

Entonces, ¿cómo pasamos nuestros días? ¿Estamos invirtiendo en lo que es eterno (amar a los demás, profundizar nuestra relación con Jesús y compartir el Evangelio) o nos estamos desviando de las comodidades y objetivos fugaces de este mundo?

Pedro enfatiza el por qué se predica el Evangelio. Se levanta como un faro de esperanza, que ofrece la promesa de vida eterna: una vida con Dios y libre de enfermedad, dolor o pecado (Juan 17:3; Apocalipsis 21:4). Este mensaje es el tesoro que guardamos en nuestros corazones y el mensaje que el mundo necesita escuchar desesperadamente.

Queridos amigos, Jesús está regresando, pero Su segunda venida será muy diferente de la primera. No regresará como un niño indefenso; Él vendrá como un Juez justo. A la luz de esta realidad inminente, ahora es el momento crítico para que compartamos el Evangelio, a lo largo y ancho del mundo, con los preciosos días que se nos han dado.

Oración

Querido Señor Jesús, gracias por la vida que me has dado. Ayúdame a vivirla con una conciencia constante de la eternidad. Dame la fuerza y ​​la gracia para vivir una vida que te agrade. Prepara mi corazón para ese día en que me presentaré ante Ti y daré cuenta de mi vida. Que mi vida sea una ofrenda de amor y gratitud hacia Ti. Amén.