La fe de HebreosMuestra

Trascendiendo lo terrenal

“Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:13-16 RVR 1960).

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra identidad como creyentes y cómo podemos vivir como ciudadanos del cielo aquí en la tierra. Los héroes de la fe mencionados en este texto no vieron cumplidas completamente las promesas de Dios en esta vida, pero mantuvieron su fe arraigada en lo eterno, no en lo temporal. Así como ellos, nosotros también enfrentamos desafíos y pruebas, pero debemos mantener nuestra confianza en las promesas de Dios, sabiendo que algún día se cumplirán.

Como creyentes, somos considerados extranjeros y peregrinos en la tierra, lo que significa que nuestro verdadero hogar y ciudadanía están en el cielo. Esta perspectiva nos libera de aferrarnos desesperadamente a las posesiones terrenales y nos impulsa a vivir con una mirada eterna, priorizando el reino de Dios y su justicia.

Anhelamos una patria mejor, una patria celestial, lo cual refleja una fe y perspectiva centradas en Dios y en su reino eterno. Dios ha preparado una ciudad celestial para aquellos que viven por fe, donde disfrutaremos de plena comunión con Él por toda la eternidad.

Nuestra esperanza y verdadero hogar están en Dios y su reino eterno. Debemos mantener nuestra mirada fija en esta gloriosa esperanza, perseverando en la fe hasta el fin. Vivamos con valentía, esperanza y pasión por el reino de Dios, sabiendo que un día seremos recibidos en su eterna presencia.

Oremos juntos: Señor, reconocemos nuestra necesidad de una fe más profunda, una fe que nos permita ver más allá de las circunstancias presentes y aferrarnos firmemente a Tus promesas eternas. Te pedimos que nos fortalezcas en los momentos de duda y que avives nuestra fe en los momentos de debilidad. Permítenos caminar cada día en una confianza renovada en Ti, sabiendo que contigo todas las cosas son posibles. Ayúdanos a ser como aquellos héroes de la fe que mencionas en tu Palabra, que no recibieron las promesas en esta vida, pero confiaron sin vacilar. Que nuestra fe no se base en lo que vemos, sino en lo que Tú has prometido, y que podamos vivir cada día como verdaderos ciudadanos del cielo, con esperanza, valentía y amor. Señor, también te pedimos que nos concedas la gracia de morir creyendo en el milagro, que nunca dejemos de confiar en Tu poder y Tu amor. No queremos llegar a la eternidad y escuchar que dejamos de creer. En el nombre de Jesús, amén.