La fe de HebreosMuestra

La fe que transforma

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:1-3 RVR 1960).

La fe es el hilo dorado que une nuestros corazones con las promesas eternas de Dios. Es mucho más que una simple creencia; es el fundamento de nuestra esperanza, la certeza en medio de la incertidumbre y la convicción que nos impulsa a avanzar aun cuando no podemos ver el camino ante nosotros.

Al meditar en estas palabras, somos transportados al corazón de la fe, donde la certeza y la expectativa se encuentran en perfecta armonía. La fe nos lleva a mirar más allá de las circunstancias presentes y a confiar en la fidelidad de Aquel que nunca falla. La fe, así mismo, nos debe llevar a decir: ¡Si Dios lo hizo antes lo hará otra vez!

En este mundo marcado por la búsqueda de explicaciones científicas y racionales, la fe nos llama a aceptar la verdad fundamental de que Dios es el creador de todo lo visible e invisible. La fe nos invita a contemplar la grandeza de Dios y a confiar en su poder soberano sobre toda la creación.

Nos enfrentamos a la tentación de basar nuestra fe en lo tangible, en lo que podemos ver y entender. Sin embargo, la fe nos desafía a confiar en la Palabra de Dios incluso cuando el camino parece oscuro y desconocido. Es la fe la que nos impulsa a perseverar en la oración y a aferrarnos a la esperanza en medio de las pruebas.

Necesitamos una confianza sólida y una convicción firme en las promesas de Dios, incluso cuando no podemos ver su cumplimiento de inmediato.

En Romanos 10:17, se nos recuerda que la fe viene como resultado de escuchar la Palabra de Dios. Por lo tanto, es fundamental alimentar nuestra fe a través de la lectura y meditación en las Escrituras, donde encontramos el testimonio constante del amor y la fidelidad de Dios hacia nosotros.

Que podamos reflejar la certeza y la convicción de aquellos que han confiado en un Dios que es fiel hasta el final. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de la fe que nos sostiene en los momentos difíciles y nos llena de esperanza en medio de la oscuridad.

Oremos juntos: Amado Dios, en medio de nuestras dudas e incertidumbres, ayúdanos a confiar en tus promesas y a perseverar en la esperanza, sabiendo que eres fiel para cumplir todas tus promesas. En el nombre de Jesús, amén.