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La Salvación: Un Antes y un DespuésMuestra

La Salvación: Un Antes y un Después

DÍA 2 DE 4

¿Sabías que adoras A dioses falsos? Y no te has dado cuenta.

Hilemos un poco más fino en lo respecta a la maldad que está en nuestro ADN y que nos aleja de nuestro Padre Celestial. Simplemente no nos damos cuenta cómo nos alejamos de Él lentamente; no lo notamos. Hay hábitos, comportamientos, cosas que tenemos y hacemos que no le sacan precisamente una sonrisa a Dios. Veamos un ejemplo.

Hace tiempo atrás, acababa de terminar el libro de Josué (por tercera vez). Tremendo y magnífico libro, gran conquistador de Israel y gran servidor de Dios. ¿Sabías que en hebreo “Josué” significa “Jehová salva”, o “Jehová da la victoria”? Me llamó mucho la atención, esa vez, los versículos 14 y 15 del capítulo 24:

“Por lo tanto, teme al SEÑOR y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve únicamente al SEÑOR. Pero si te niegas a servir al SEÑOR, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor”.

Cierto, la última parte del versículo 15 es sumamente conocida y la gran mayoría lo podemos recitar de memoria. Pero no es el punto principal que me llamó la atención. Lo que me hizo latir más fuerte el corazón fue “Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron…”. ¡Me di 3 vueltas de carnero, dos mortales y un flic flac con esta frase! De inmediato me acordé de que antes de transformarme, antes de reconocer a Jesús como mi Señor y Salvador, en mi casa teníamos budas y kuan-yin (a mi señora le gustaba pintar estas figuras), máscaras de procedencia desconocida, moais de Isla de Pascua (estatuas ceremoniales, representaciones de antepasados difuntos, de manera que proyectaban su maná, poder sobrenatural, sobre sus descendientes).

Hoy pienso que a esto se refería con “los dioses que tus antepasados adoraron”; dioses tallados que Israel tenía en sus hogares, que habían esculpido o que se habían llevado cuando salieron de Egipto y que Dios tantas veces les pidió que los eliminara. Gracias a Dios, a mi señora y a mí, nos abrió los ojos y sacamos todas esas representaciones de nuestro hogar; representaciones de dioses paganos, del sol, de la luna y quién sabe de cuántas otras cosas raras más estamos hablando. Sin embargo, me pongo a pensar que eran representaciones físicas, eran los “dioses físicos” que teníamos. ¿Y qué ha pasado con los dioses invisibles? Uff, esos son los más difíciles de eliminar. ¿Cuáles son? Fácil de identificar, difícil de eliminar con nuestras propias fuerzas. Dos pistas para reconocerlos:

1.- “Todo lo que nos aleja de Dios es nuestro enemigo”: ¿Hay alguna actividad o pensamiento que te aleja de Dios? A mí se me ocurren algunas que, de alguna u otra forma, nos toca a todos. Por ejemplo, estar “pegado” por varios minutos o incluso horas en redes sociales viendo como tal o cual gobierno y sus secuaces hacen y maquinan fechorías, o pasar horas viendo pornografía, o parar todo por ver el último capítulo de tu serie preferida en Netflix. Hay estudios que muestran que los usuarios de internet pasan un promedio de dos horas y 27 minutos al día. Sin contar el tiempo que pasas pegado en la TV….viendo cosas “vil y vulgares” (Salmos 101:3). ¿Te imaginas cuánto podrías crecer si le dedicaras ese tiempo a Dios, a edificarte, a leer La Palabra, a hacer ejercicio, o a compartir de verdad con tus seres queridos?

2.- ¿A qué le das prioridad, a qué dedicas tu tiempo?: Es posible evaluar la importancia que le asignamos a algo o a alguien considerando el tiempo que estamos dispuestos a dedicarle. Cuanto más tiempo le dedicamos a algo o a alguna persona, más evidente resulta la relevancia y el valor que tiene para nosotros. Si quieres conocer las prioridades de una persona, fíjate en cómo usa el tiempo. Cae de cajón entonces la pregunta, si te fijas en el tiempo que dedicas, las reales prioridades que tienes….¿Quién es tu dios? ¿Mamón (dios de la avaricia o del dinero, aparece en Mateo 6:24), tu trabajo, tu celular, tu jefe, tu carrera, tus hijos, tus Me gusta, tu posición social, la tv, las fiestas, el alcohol?

Preguntas para Reflexionar

  • ¿A cuántos dioses de tus antepasados aún portas?
  • ¿Quién o qué es tan digno que le das prioridad por sobre todas las cosas?
  • ¿Realmente tú y tu casa sirven al Señor? Difícil pregunta.
  • Si realmente vieras a Dios en tu casa, ¿tendrías los hábitos que practicas en tu hogar? ¿Tendrías las decoraciones que tienes en tu casa?

Un abrazo y que tengas una excelente y muy bendecida jornada,
Alfonso

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

La Salvación: Un Antes y un Después

La Biblia identifica al pecado como nuestro principal problema. El pecado no es sólo una acción, está en nuestro ADN. Somos egoístas, avaros y orgullosos por naturaleza. Dios nos conoce desde antes de haber nacido y por Su amor nos hizo el más grande regalo. En este plan vas a entender por qué el pecado es el verdadero problema y cuál fue la solución de Dios para nosotros.

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Nos gustaría agradecer a Alfonso Rinsche Casanova por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://whatsapp.com/channel/0029VaLYNkx2ER6kCcWmdX0T