Una pausa en tu vida AntologíaMuestra
Dios no es sordo
La Navidad estaba cerca y Carlos, un pícaro niño de 12 años, deseaba, con todo su corazón, una bicicleta nueva de regalo. Una noche hizo su acostumbrada oración, pero en esta oportunidad oró tan vehementemente y en voz tan alta que se dejaba oír en toda la amplia casa. A la mañana siguiente, mientras desayunaban temprano para ir a la escuela, su hermanita, bastante molesta le dijo: “Carlos, anoche no logré dormir. Oraste a grito limpio ¡como si Dios fuese sordo!”. “No”, respondió Carlitos. “Ya sé que Dios siempre escucha. Pero si no te diste cuenta, la abuela, que estaba de visita ayer, olvidó traer sus audífonos”. Esta cómica escena nos grafica la forma en que nos dirigimos a Dios, muchas veces, sabemos que Él nos oye y vela por nuestra integridad física, emocional y espiritual, pero al parecer queremos darle una “ayudita”, “darle una mano”, por si se olvida, por si se duerme. Obviamente esas no son oraciones de fe. “El que pide” dice Santiago, “pida con fe, no dudando en nada. Porque el que duda es semejante a la ola del mar que es arrastrada por el viento de un lugar a otro. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:6-7).
El problema se suscita cuando pedimos mal (y no recibimos) porque pedimos egoístamente, para nuestro propio beneficio, no para el beneficio y progreso de la obra de Dios o para algún prójimo en problemas. El egoísmo se ha metido hasta en nuestras plegarias, y esas peticiones no llegan ni al techo de tu habitación. Pero cuando oras gobernado por el amor de Dios, tus oraciones son un deleite para el cielo y la respuesta no se tarda. Usamos a Dios como amuleto de la buena suerte o como el genio de la lámpara de Aladino que debe satisfacernos cada vez que la frotamos. La oración, más que una oportunidad para conseguir lo que necesito, debe ser la oportunidad para disfrutar de otro ratito más en Su presencia. No seas egoísta.
Cuando Él es mi deleite, mis oraciones son Su deleite.
Escrituras
Acerca de este Plan
En un mundo de constante activismo y estrés, es crucial detenerse y observar el entorno para apreciar los detalles ignorados. El texto insta a recordar que lo esencial es invisible a los ojos y a iniciar una relación con Dios para obtener una perspectiva adecuada en los desafíos diarios. Ofrece "Reflexiones para el alma" como una guía espiritual diaria para encontrar tranquilidad y propósito en medio del ajetreo cotidiano.
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Nos gustaría agradecer a Editorial CLC por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://editorialclc.com/