Nuestro LegadoMuestra
“Pasando la antorcha”
En 1791, J. Wesley inspiró a través de una carta a William Wilberforce (influyente miembro del parlamento inglés) a continuar su lucha por la abolición de la esclavitud. Cuatro días después, Wesley murió, pero su influencia en la vida de Wilberforce continuó por muchos años. Wilberforce no tuvo éxito en convencer al parlamento para que aboliera la esclavitud en ese momento, pero no se rindió. Él continuó por décadas, a pesar de las difamaciones; y cuando se sentía incapaz de persistir acudía a la carta de ánimo de Wesley. Finalmente, en 1807 se abolió la trata de esclavos. En 1833, después de la muerte de Wilberforce la esclavitud se hizo ilegal en todo el imperio británico.
En estos días es necesario que nos mantengamos firmes en lo que hemos creído, sin fluctuar. Debemos analizar nuestras vidas de acuerdo al legado que estamos dejando a las futuras generaciones. Necesitamos sembrar testimonio y la virtud del Dios verdadero en las personas que están a nuestro alrededor. Nuestro testimonio y confianza en Dios siempre ha de ser clave para que otros alcancen la salvación.
Muchos líderes crean un impacto grande mientras están con nosotros, pero cuando se van, todo se desvanece. Recuerdo haber leído acerca de las antorchas olímpicas. Las mismas están diseñadas y provistas para que ardan continuamente. El legado es muy similar a estas antorchas. Durante nuestra trayectoria como líderes, procuremos que la única posición que vea la gente en nosotros sea la de siervos de Dios, y aun cuando nuestro tiempo de liderazgo culmine o Dios nos llame a Su gloria, que la antorcha continúe ardiendo de generación en generación.
Escrituras
Acerca de este Plan
Un legado toca gentes y cambia generaciones. ¿Cuál será el legado de un hombre de Dios en estos días? Ante la realidad que vivimos hoy, un tiempo en el cual la confianza de la gente en sus gobiernos y líderes ha decaído mucho, y donde aun la imagen de la iglesia y los líderes cristianos ha sido difamada en los ojos del mundo, este plan nos recuerda que como cristianos tenemos el deber de dejar un legado lleno de carácter, integridad y responsabilidad. Pero para hacerlo tenemos que ser personas comprometidas a desarrollar un carácter íntegro y firme, y entender que no se trata de nosotros, sino de Cristo y Sus propósitos extendidos a todas las generaciones.
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Nos gustaría agradecer a Ysabel Mojica, Iglesia de Dios de la Profecía por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://iglesiadediosprofecia.org/