El Precioso Regalo Del PerdónMuestra

¿Debería perdonar a otros cuando me hacen daño?

“Porque si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones, también su Padre celestial les perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones” (Mateo 6:14-15 NBLA).

Cuando Jesús enseña a Sus discípulos a orar pidiendo perdón, Él añade los versículos de arriba. No podemos recibir perdón si rehusamos perdonar a otros.

Para ilustrar esto, Jesús cuenta una parábola acerca de un sirviente que debía una enorme suma de dinero al rey. El rey le perdona la deuda. En su camino a casa, el hombre se encuentra con un colega sirviente que le debe una pequeña cantidad de dinero. El consiervo suplica paciencia ya que no puede pagar su deuda en ese momento. Pero el primer sirviente, a quien se le había perdonado mucho, rehusa tener misericordia y pone a la otra persona en la cárcel hasta que paga la deuda. Cuando el rey oye esto, se indigna por la actitud del sirviente y dice: “¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?” (Mateo 18:33 NBLA).

Este ejemplo es una advertencia para nosotros. Si hemos recibido perdón inmerecido de Dios, deberíamos también tener misericordia de otras personas que nos han hecho daño y nos piden que las perdonemos. Porque, si no estamos preparados para perdonar a otros, ¿cómo podríamos atrevernos a pedirle a Dios que nos perdone?

¿Hay alguien a quién tienes que perdonar?