Paz verdadera

La paz que ofrece el mundo es una paz momentánea. Es una paz que depende de las circunstancias. Es una paz ficticia, la cual es tán frágil como el placer que ofrece el pecado.

La paz que nos ofrece Cristo es una paz verdadera y eterna. Una paz que no puede adquirirse con nada material y por lo tanto no se sostiene en algo perecedero. La paz que hallamos en Cristo es una paz que depende de sus promesas y de su carácter. Una promesa que siempre habrá de cumplirse y un carácter eterno e inconmovible.

La paz que hallamos en Cristo no se puede comprar con el dinero, pero dura más allá de la muerte. Es una paz que el dinero no puede comprar y la muerte no puede arrebatarla.

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbres y cambios constantes. Una sociedad llena de promesas sin cumplir y propagandas engañosas. Un mundo donde es difícil distinguir entre la realidad y la ficción, pero en medio de todas estas sombras de incertidumbre tenemos al alcance la más grande certeza de la paz de Cristo. El cual no miente.

Deja de buscar paz en otros lugares lejos de Cristo. No podrás hallar descanso permanente en el pecado, al contrario tu ansiedad e incertidumbre irá en aumento entre más lejos estés de Cristo, la única fuente de la paz verdadera y eterna.

• Escribe tres características de la paz que Cristo nos ofrece.
• Comparte con tres personas cercanas a ti estas características.
• Ora por tres personas que necesitan encontrar la paz que Cristo nos ofrece.