La Revelación Del ReinoMuestra

«Compromiso como el de Jesús y con Jesús»

Jesús no predicó simplemente a «Dios», tomado en un sentido abstracto. Lo fundamental para Jesús, es Dios en su relación con la historia de los hombres, concretada como reinado de Dios. Busca construir una historia que sea según Dios. Podemos entonces afirmar, que lo que da sentido a la vida, actividad y destino de Jesús es el reino de Dios, la voluntad del Padre realizada. 

Lo más original del mensaje de Jesús es, justamente, la unión indisoluble entre el Padre y el reino. Un escrito muy antiguo conserva un dicho de Jesús: «Quien conozca a Dios encontrará el reino, porque conociendo a Dios se conocerán a ustedes mismos y entenderán que son hijos del Padre». Ciertamente es imposible conocer a Dios sin el reino. Quien no se esfuerza por entrar en el reino, no ha conocido a Dios, sino a un ídolo. Conocer a Dios como Padre es conocerse como ciudadano del reino. 

Los religiosos rechazan ver el reino de Dios

En Mateo 26:57-67, se registra el incidente que los principales líderes religiosos de Israel tuvieron para reconocer que Jesús era el Cristo, el Mesías rey.  La religión rechaza ver el reino de Dios pero ama ser vista por los hombres, siempre busca protagonismo, busca la alabanza de los hombres, (Mateo 5: 1, 5, 16).

Esta actitud religiosa, de rehusarse a reconocer lo que Dios quería revelar, condujo al endurecimiento del corazón y separación de los planes que Dios tenía con ellos, cuando la nación de Israel rechazó al rey, el reino les fue quitado. 

La revelación del reino es solo para los discípulos de Cristo, pues tienen disposición para oír la Palabra, el propósito de las parábolas era que la gente viera y oyera, pero muchos eran espectadores desinteresados en obedecer el mensaje del reino, otros eran consumidores necesitados cuyo afán era tener la respuesta a su problema, pero no les interesaba el propósito del reino.

Jesús dijo que declaraba los misterios del reino, con el fin que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. El resultado de ver es percibir, el resultado de oír es entender, es decir, el reino es bendición para muchos pero al mismo tiempo es tropezadero de otros.