El Misterio De La SeguridadMuestra

LA VERDADERA SEGURIDAD A TRAVÉS DE JESÚS: UN PACTO ETERNO

"En aquel día, el Señor selló un pacto con Abram" (Génesis 15:18).

Nos encontramos en un momento trascendental, donde la seguridad en Dios se erige como un faro en medio del caos y la incertidumbre que azotan nuestro mundo y nuestra alma.

Dios establece un pacto con Abram para asegurarle una verdadera protección, y Abram confía en Él sin entender cómo Dios cumpliría sus promesas. Abram creyó en la seguridad que Dios le ofrecía para su vida, aun cuando él mismo fallara, confiando en que Dios asumiría las consecuencias. No era cuestión de cuántas preguntas Abram hacía o de qué tan bien actuaba, Dios firmó por ambos, asegurando que Él se haría cargo del castigo si alguno de ellos rompía el pacto.

El versículo 17 nos relata que antes de que Dios firmara el contrato, una densa oscuridad cubrió la escena. En siglos posteriores, en la crucifixión de Jesús, la tierra se oscureció completamente (Marcos 15:33). ¿Qué significaba esto? Las tinieblas en la biblia representan lamentaciones y juicios de Dios. (Lo podemos ver en el libro del profeta Amos, en Éxodo).

Hoy, en nuestro presente, enfrentamos los mismos temores y dudas que Abram. Pero Dios no nos exige realizar sacrificios ni ceremonias rituales. A través de Jesús, Dios nos ofrece seguridad eterna. La muerte de Jesús en la cruz fue el cumplimiento del pacto divino, donde Él pagó el precio por nuestras faltas.

Quizás nosotros siendo creyentes, creemos que para que Dios sea fiel o nos quite las inseguridades tenemos que hacer todas las cosas bien, o que hay ciertas reglas que cumplir.

Pero tú y yo también estamos en una relación de pacto.

Dios también sabía que si hacía un acuerdo con nosotros, no lo íbamos a poder cumplir. Por eso firmó Él solo también. Cuando Jesús muere en la cruz, el significado de su muerte simboliza que Él también ya pagó por nosotros. La obra de Jesús en la cruz, es Dios mismo pagando el incumplimiento del contrato de nuestra parte.

Jesús fue despedazado en la cruz para liberarnos de nuestras miserias e inseguridades. La seguridad que Abram recibió a través del pacto se refleja en la cruz, donde Jesús pagó por nuestras faltas de forma definitiva. La obra redentora de Jesús asegura nuestro cuidado y bendición, independientemente de nuestras acciones.

El Evangelio no se trata de merecer, sino de recibir. A través de la cruz, Dios se comprometió a estar con nosotros, a bendecirnos y a cuidarnos siempre. Si confiamos en algo más que en Cristo para nuestra seguridad, seremos consumidos por la inseguridad.

Hoy, Dios nos dice: "Yo te doy la verdadera seguridad". Nuestra confianza debe reposar en Jesús, quien sufrió por nuestros pecados y aseguró nuestra salvación.

No sé en qué o quién estuviste confiando hasta el día de hoy, pero nuestra confianza debería estar en quien fue molido por nuestros pecados, herido por nuestras rebeliones, sobre quien recayó el castigo de nuestra paz, y que por sus llagas fuimos nosotros curados.

Todo eso ya fue firmado para que tú y yo vivamos seguros.

CONCLUSIÓN:

En medio de la incertidumbre, encontramos esperanza y seguridad en la promesa divina. A través del pacto que Dios estableció con Abram, vemos un reflejo del pacto eterno que Dios hizo con cada uno de nosotros a través de Jesús. Que esta verdad transformadora nos lleve a vivir con una fe firme en el Señor, confiando plenamente en su amor y cuidado.

Oremos:

Padre Celestial, te agradecemos por tu fidelidad y amor incondicional. En la cruz, Jesucristo aseguró nuestra protección y bendición eterna. Ayúdanos a confiar en tu promesa y a encontrar verdadera seguridad en tu presencia. Que tu Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en nuestra fe, recordándonos siempre que en ti encontramos nuestra verdadera seguridad. En el nombre de Jesús, amén.