EL PODER DE HONRAR A LOS ENVIADOS DEL SEÑOR

Les aseguro que el que recibe al que yo envío, me recibe a mí y el que me recibe a mí, recibe al que me envió (Juan 13:20 NVI).

¿Cuántas veces te ha sucedido que cuestionas o escuchas críticas sobre el predicador que Dios ha enviado para hablarte?

Debemos entender que nuestros pastores y sus familias son personas que han recibido un llamado, y que, como tú y yo, se enfrentan diariamente a luchas y retos. Por esta razón es nuestro deber, como la Iglesia de Cristo que somos, levantar sus brazos y rodearlos con amor y en oración para que con el gran poder del Espíritu Santo puedan fortalecer sus debilidades y superar cada día todas las circunstancias para que de esta se cumpla el propósito que Dios ha sembrado en sus corazones.

Cada vez que permitimos esos comentarios negativos hacia el enviado del Señor, es como si estuviéramos rechazando a Jesús mismo, y eso sería deshonrar a Dios.

Nosotros como miembros de su Iglesia no estamos llamados a juzgar, pues como ministros del Evangelio son siervos de Dios, Romanos 14:4 dice: ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro?

Aprendamos a recibir a nuestros pastores con el mismo respeto y honra como si recibiéramos a Jesús, esto fortalecerá nuestro crecimiento espiritual.

[1]Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos en alta estima y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros (1 Tesalonicenses 5:12-13 NVI).

Oración:

Señor, hoy me inclino ante ti para pedirte perdón por las veces que he deshornado a quién has enviado, desde hoy me comprometo a mirar con tus ojos, a escuchar con tus oídos y a hablar con tus palabras para no juzgar, sino solamente orar por los líderes espirituales que has puesto en mi vida. Amén.

¿Honro a Dios al honrar a mis pastores? Recordemos que, si lo hacemos, recibiremos recompensa en nuestro crecimiento espiritual.