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Nos Morimos, ¿Y?Muestra

Nos Morimos, ¿Y?

DÍA 1 DE 5

La vida pende de un hilo

Hace un tiempo atrás recibí una noticia, una de esas que uno nunca quiere recibir. Un primo, muy pero muy querido, falleció en un muy trágico accidente automovilístico mientras estaba de vacaciones con su familia en Puerto Natales, al extremo sur de mi país. Está demás decir el impacto y tristeza que produjo esta fatal noticia en mi corazón como en los corazones de toda la familia. Era el primo bueno, bonachón, alegre y muy querido por todos. Lloré mucho pero en mi tristeza me acordé cuando Dios le dijo al rey David (mismo nombre que mi primo): “¿Cuánto tiempo vas a quedarte llorando por Saúl? Mejor llena de aceite tu cuerno, y ponte en camino” (1 Samuel 16:1 NVI). Con la fortaleza en Cristo, pude sacar algunas lecciones de este lamentable hecho.

Lo primero y casi obvio; la vida, nuestra vida y la de nuestros seres queridos, pende de un hilo. Juramos y re-juramos que tenemos todo el tiempo del mundo. Pero sabemos que no es así, pero nos hacemos los lesos, los tontos y nos ilusionamos con que vamos a morir viejitos y en nuestro lecho al estar durmiendo. La verdad es otra. No lo sabemos y lo único que es seguro es que tenemos una cita con “la pelada”. No sabemos ni cuándo, ni dónde, ni cómo. Pero sí sabemos que algún día nos visitará. Por eso, cada vez que despertamos, hay que agradecer a Dios por estar vivos, por tener otra oportunidad de servirle a Él y hacer Su voluntad. “Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!” (Lamentaciones 3:23 NVI).

Como cristiano, no hay que perder oportunidad alguna de sembrar y llevar las Buenas Nuevas a tu familia, amigos, a tus conocidos y a los no tan conocidos. ¡A todos! Nunca se sabe si vas a tener otra oportunidad de sembrar en un corazón o la otra persona de recibir el mensaje y conocer a Dios. Unas semanas antes de que mi primo muriera tuve la oportunidad de compartir con él la Palabra a través del WhatsApp. Un poco, quizás muy poco. Me hubiese gustado haberla compartido un poco más, haber insistido más. Como era él, la recibió de muy buena forma y me escuchó con paciencia y bondad. Espero de verdad que le haya llegado a su corazón las cosas que le conté, que haya aceptado a Jesús y/o se haya acercado un poco más a Dios. Deseo que nuestro Padre lo haya aceptado con los brazos abiertos en Su Reino.

Por último, todo esto me hizo reflexionar que algún día me va a tocar a mí, a mi señora, a mi hija o a mi madre y que lo importante es que “la única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado [Jesús]” (Juan 6:29, NTV), y que podamos “presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tenemos de qué avergonzarnos” (2 Timoteo 2:15, PAR). ¡Salvos y Santos! No hay que bajar los brazos, no nos podemos cansar de hacer el bien. “A su debido tiempo cosecharemos numerosas bendiciones si NO NOS DAMOS POR VENCIDO” (Gálatas 6:9 NTV).

Preguntas para Reflexionar

1. ¿Perdiste esta semana alguna oportunidad de hablar de Cristo con algún pariente o amigo?

2. Si “Cada mañana se renuevan sus bondades” y cada día es una nueva oportunidad de dar a conocer las Buenas Nuevas, ¿a quién le hablaras de Cristo el día de hoy?

Día 2

Acerca de este Plan

Nos Morimos, ¿Y?

Nuestra vida y la de nuestros seres queridos, pende de un hilo. Juramos que tenemos todo el tiempo del mundo, pero sabemos que no es así. Es seguro que algún día tendremos una cita con la muerte. Después de esa cita, ¿qué pasa? En este plan analizamos lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto. Al final del plan hallarás paz en tu corazón, y mucha esperanza.

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Nos gustaría agradecer a Alfonso Rinsche Casanova por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://whatsapp.com/channel/0029VaLYNkx2ER6kCcWmdX0T