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Ana

DÍA 3 DE 5

EL RESPLANDOR DE LA ALEGRÍA.

La alegría resplandece más en la persona que ha vivido la vida más oscura. En el tapiz de la vida de Ana, una sierva de Dios, había muchos hilos de colores oscuros y tristes. Y, de pronto, ¡un toque de resplandor! Un nuevo color apareció… hilos exuberantes de esperanza y alegría. ¡Y fue un parche bastante grande!

Ana sabía lo que eran tiempos oscuros. Tuvo problemas maritales porque su esposo, Elcaná, dividía su tiempo entre ella y otra esposa.

Tuvo dificultades personales pues por años y años no pudo tener hijos. Tuvo problemas interpersonales pues Penina, la otra esposa que le había dado a Elcaná varios hijos y varias hijas, se mofaba y la atormentaba implacablemente. Y tuvo un problema público cuando
el sacerdote del templo la reprendió porque supuestamente estaba borracha mientras oraba desde lo profundo de su corazón.

Pero ¡finalmente la alegría apareció en escena! Ana recibió la bendición del sacerdote y después concibió y tuvo un varoncito. Ella nunca olvidaría quién le había concedido a su preciado bebé. Dios, el Creador de la vida, escuchó sus oraciones y le contestó con el
regalo de un hijo. Ana lo llamó Samuel, que significa «nombre de Dios» y «pedido a Dios», diciendo: «Al SEÑOR se lo pedí» (NVI).


Igual que Ana, puedes humillarte ante Dios y otros, y derramar tu alma delante de Él, quien ve en secreto.

Independientemente de tus circunstancias, puedes agradecer al Señor por su bondad y su misericordia. El salmista nos llama a «[bendecir]… a Jehová, y no [olvidar] ninguno de sus beneficios» (Salmos 130:2). Entonces, alégrate siempre en el Señor (Filipenses 4:4).

Alégrate en el perdón, la redención y la relación con Dios que Cristo hizo posible en la cruz, a través de su muerte y resurrección. Permite que estas verdades produzcan hilos resplandecientes de alegría que alumbren tu oscuridad.

Escrituras

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