AnaEjemplo

ENTREGA EL DOLOR AL SANADOS.

A menudo, las niñas sueñan con casarse algún día. Quizás hasta pasen años imaginándose y planificando el día de la boda, la luna de miel y el matrimonio perfectos. De hecho, las que compran la mayoría de las revistas y los libros de bodas son jóvenes que ni siquiera están comprometidas ni tienen novio. Estas chicas simplemente están fantaseando sobre su futuro.

Sí, cuando joven, Ana soñaba con el matrimonio perfecto, a la larga sus sueños se encontraron con una dura realidad. Ella sí se casó, el nombre de su esposo era Elcaná, un levita de una de las familias sacerdotales más distinguidas. Tal vez el esposo de Ana haya sido un hombre excelente, pero hay algunos datos no tan maravillosos acerca del matrimonio de Ana con él. Estos oscuros hilos de dolor se entretejieron a lo largo de toda la vida de Ana.

Ana compartía a su esposo. El esposo de Ana tenía dos esposas al mismo tiempo (Sí, era legal en aquel entonces). El nombre de Ana aparece primero, lo que indicaba probablemente que era la primera esposa de Elcaná.
Ana no tenía hijos. La Biblia indica simplemente: «el SEÑOR la
había hecho estéril» (NVI). Ana no recibió la bendición de tener
hijos. En lugar de escuchar las risas y los sonidos de unos niños
activos, tal vez en la casa de Ana se escuchaba el eco de sollozos
ahogados.
La otra esposa atormentaba a Ana. Los insultos se añadían a la herida de Ana. Penina, la segunda esposa de Elcaná y la rival de Ana, «la irritaba, enojándola y entristeciéndola».

Reúne todos los oscuros hilos de dolor en tu vida y colócalos en
las sabias y maravillosas manos de Dios. Él los usará para transformar tu vida en una obra maestra y en un testimonio hermoso para su gloria.