El Plan de Vida de DiosMuestra

LA PRIMERA “S”: SOMETERSE (SURRENDER)

DIA 2

He sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino Cristo que vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

A medida que continúo reflexionando sobre el significado de la vida y mi papel en ella, y a medida que me convenzo de que tenía una visión sesgada del éxito y la satisfacción en la vida, creo que el secreto para descubrir el plan de Dios es la rendición o sometimiento. Tal vez nunca has dado el primer paso hacia el camino, la verdad y la vida. Soy un seguidor de Jesucristo, creo que Dios envió a su único hijo Jesús, a vivir en esta tierra y a morir como el sacrificio supremo por nuestros pecados. Esto era necesario para darnos la santidad exigida por el cielo. Al admitir que soy un individuo pecador que necesita un salvador y entregarme a Jesús, estoy firmando los derechos de mi vida ahora y eternamente a Dios.

Desde el momento en que tomas esa decisión de tu voluntad, comienzas un nuevo viaje en esta vida. De repente tu ciudadanía está en el cielo (ver Filipenses 3:20), eres adoptado por el Rey del universo (ver Efesios 1:5) y de ahora en adelante, te sentirás como un extranjero en la tierra. Escucho el estribillo del himno: "Vuelve tus ojos a Jesús"... las cosas de este mundo se desvanecerán extrañamente.

Tal vez creas plenamente en Jesucristo. Te llamas a ti mismo cristiano pero si eres honesto, como lo fui yo el primer día de este plan, todavía estás operando bajo un plan de vida hecho por ti mismo. ¿Realmente le has entregado esta vida a Él?

Sé que puede sonar extraño, por favor no malinterpreten esto como un llamado a mudarse a una cueva en el bosque donde no serán empañados por el mundo. No, todavía vivimos y respiramos en este mundo y Dios ha creado este mundo para que lo disfrutemos, pero Él quiere mostrarnos sus planes para nosotros mientras vivamos aquí.

En el ministerio en el que sirvo, llamamos a esto "abandono personal y confianza absoluta". ¿Estás dispuesto a correr el riesgo de arriesgarlo todo? ¿Te imaginas arrodillarte ante el altar de Dios y darle el título de tu casa, tu cuenta de jubilación, tu familia, tus sueños, cada parte de lo que eres, diciéndole: "Lo entrego todo"?

Este es el primer paso para vivir el plan de Dios para tu vida.