El Tamaño De La FeMuestra

Posible

En variadas ocasiones y circunstancias Jesús les dijo a sus discípulos: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lc. 18:27). Estas palabras siguen siendo ciertas y por ello nuestra esperanza puede seguir agarrándose de ellas. En un mundo donde la fe es cada vez más retada y por muchos menospreciada, es importante que los que estamos al servicio del Rey no perdamos de vista la trascendencia que tiene la verdad de que para Dios todo es posible.

A mayor visión y conciencia de la grandeza de Dios, mayor la fe para creer que Dios es capaz de actuar en la situación más compleja y difícil que podamos imaginar o enfrentar. Los israelitas que fueron liberados de la esclavitud en Egipto salieron con una visión muy corta del Dios que les había dado la libertad.

Las asombrosas intervenciones de Dios ante Faraón, las tomaron livianamente. Apenas se vieron perseguidos las olvidaron y dijeron a Moisés: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?” (Éx. 14:11).

Nosotros les escuchamos hablar y nos quedamos perplejos. Nos preguntamos cómo, después de una liberación tan grande, el corazón de estas personas prefirió volver al lugar de donde habían salido. Pero sería bueno que tratáramos de entenderles, porque hay momentos en los que a nosotros se nos olvidan las maravillas que Dios ha hecho con nosotros y la duda comienza a atacar nuestra fe.

El temor les nubló la memoria, sólo veían lo que tenían ante sus ojos, un ejército egipcio que les perseguía. Pero el consejo de Moisés para ellos lo podemos tomar como un consejo también para nosotros. “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éx. 14:13-14).

Ese viaje de Israel por el desierto tiene tantas enseñanzas para nosotros. No podemos olvidar que el Dios que nos redimió y nos libertó sacándonos del reino de las tinieblas, trasladándonos al reino de luz, es el Dios que sigue a nuestro lado como un poderoso gigante. Volvamos a recordar las palabras de Jesús y pidamos a Dios que las selle en nuestra mente y nuestro corazón: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios".

Hoy el Señor vuelve a decirte: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jer. 32:27).