«Una Fe Audaz», Serie Sobre El Profeta ElíasMuestra

«En cuya presencia estoy»

La narración del encuentro entre Abdías y el profeta Elías es muy interesante. Por varios años, el rey Acab había buscado al profeta Elías para acusarlo personalmente del estado decrépito de Israel. Esto se debía a la sequía predicha por el profeta del Dios altísimo. Finalmente, en el capítulo dieciocho del primer libro de los Reyes, sucede lo que fue el primer encuentro entre un empleado de Acab y el gran profeta de Dios. No quiero entrar en los detalles del encuentro pero sí quiero resaltar la respuesta del profeta Elías: «Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él» (1 Reyes 18:15, RVR1960).

Lo que me llama la atención de este versículo es: «en cuya presencia estoy». En el caso de Elías, esto es más que una mera declaración. Según lo que leemos de él, ésta era una realidad. Elías moraba en la presencia de Dios todo el tiempo.

Cuando hablamos de la presencia de Dios, nos referimos a un buen servicio de adoración, a una predicación que nos tocó o tal vez al hablar nuevas lenguas. También nos referimos a estar en la presencia de Dios cuando «dos o tres están reunidos». Todo esto es cierto; pero el profeta permanecía –alma, mente y cuerpo– en la presencia de Dios. Él vivía constantemente consciente de que moraba con Dios. Elías no necesitaba de un servicio glorioso, de una buena predicación, de un momento de oración, ni hacía falta esperar estar reunidos dos o tres para sentir la presencia del Señor. Dios estaba con él TODO EL TIEMPO, y él lo sabía.