Dos dones de Dios: Abraza la soltería y el matrimonioMuestra

Contentamiento en toda circunstancia

¿Qué hacemos con nuestras preguntas sobre el deseo y la satisfacción? ¿Cómo encaja eso en el plan de Dios? Las palabras de Pablo ofrecen profundas ideas para encontrar el contentamiento en toda circunstancia, ya sea soltero o casado.

Algunos se preguntarán si quienes nunca han deseado casarse están dotados, de algún modo, para sentirse contentos en la soltería. Pablo nos recuerda que Dios nos concede una gracia única para la vida que Él ordenó. No es una cuestión de dones espirituales, sino de luchas y bendiciones individuales. Nuestro camino con Dios es personal, y Su gracia nos sostiene a través de nuestras circunstancias.

Sea cual sea nuestro estado actual, es esencial reconocer que es un don de Dios. Casados o solteros, el Señor no nos roba nada. Nuestra plenitud y satisfacción solo se encuentran en Él. Desear el matrimonio no es malo, pero sentirse maldito e incompleto sin él puede conducir a una vida de insatisfacción constante. Si te enfrentas a esta lucha, recuerda que estamos llamados a abrazar la gracia de Dios, disponible para nosotros en cualquier circunstancia.

Del mismo modo, Pablo anima a los que se enfrentan a dificultades matrimoniales a glorificar al Señor allí donde nos encontremos. En lugar de anhelar una situación distinta, confiamos en el poder de Dios y en la alegría del Espíritu Santo para elevarnos por encima de nuestros retos y circunstancias. La gracia de Dios es suficiente para ayudarnos a superar las pruebas del matrimonio y encontrar la satisfacción de servirle de todo corazón como pareja. Los que luchan contra la fertilidad deben reconocer que tener hijos es una bendición. Sin embargo, no tenerlos no significa que nos falte nada si eso no forma parte del plan de Dios para nosotros.

Confiemos en la gracia de Dios para vivir contentos en cualquier circunstancia. Pablo nos insta a considerar que cada estado (soltería o matrimonio) representa un don de Dios. En cada uno de ellos podemos encontrar satisfacción gracias a Su abundante gracia. Abracemos el contentamiento en cada circunstancia, confiando en la sabiduría y el propósito de Dios para nuestras vidas, de modo que podamos experimentar paz y gozo.