El Hockey Profesional Y La BibliaMuestra

«Versículo del Nuevo Testamento inspira larga carrera de Shane Doan»

Nos es una sorpresa que Shane Doan se convirtiera en jugador de la NHL. Después de todo, su padre, Bernie Doan, jugó brevemente como profesional durante el inicio de la década de 1970 y les transmitió a sus hijos su amor por el juego.

No obstante, fue en la participación de su familia en un campamento de verano en Halkirk, Alberta, Canadá, donde Doan tuvo un interés inusual en algo más que el hockey: la Biblia. Uno de los primeros cinco versículos que aprendió de sus padres le inculcó pasión por la excelencia y ética de trabajo.

«Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Colosenses 3:23).

Luego, a los 15, la carrera de Doan floreció mientras jugaba hockey nivel AA y finalmente tuvo que mudarse lejos de su familia con el fin de seguir su sueño. Antes de irse, su padre le enseñó otro versículo bíblico para ayudarlo a tratar con la presión de estar por su cuenta.

«No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien» (Romanos 12:21).

Doan apenas tenía 16 cuando se hizo profesional y solo 19 cuando vio acción por primera vez en la NHL con los Jets de Winnipeg. A lo largo de los siguientes 20 años, mantuvo su amor por la Biblia y encontró un versículo favorito por sí mismo; uno que escribe en sus bastones de hockey para ayudarlo a mantener las cosas en perspectiva en medio de las subidas y bajadas de su deporte.

«Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien[a], esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito» (Romanos 8:28).

Algunos de esos momentos incluyeron cuando en 1997 fue enviado de la NHL a jugar en las fuerzas básicas de los Coyotes de Phoenix durante media temporada o cuando perdió por completo la temporada 2004-05 debido a la huelga de los jugadores.

«Cuando suceden cosas así, uno cae en cuenta del poco control que realmente tiene —le dijo Doan a un reportero—. Entre más peleas por el control, más te frustras. Necesitas aceptar lo que Dios está haciendo en tu vida. Quizá tengas preguntas, pero no permitas que consuman tus pensamientos. Tienes que disfrutar las bendiciones de todos los días».