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La gratitud y el quebrantamiento sexual

A poca gente se le ocurriría juntar estos dos términos. La gratitud y el quebrantamiento sexual son opuestos en muchos sentidos.

Para muchos de los que luchamos con el quebrantamiento sexual, utilizar la fantasía y la actuación sexual son formas de escapar de nuestra dolorosa realidad. Se centran únicamente en las partes dolorosas de nuestras vidas y tratan de medicarlas. En los trastornos sexuales, nos concentramos en lo que no tenemos. Identificamos todas las formas en que sentimos que Dios no provee. Sin embargo, esta estrategia nos conduce en última instancia a una realidad aún peor: amargura, mayor aislamiento y relaciones dañadas. Actuar nos desconecta de nosotros mismos, de Dios y de los demás. El quebrantamiento sexual nos desvincula de nuestra realidad presente, haciendo que vivamos en el pasado o fantaseemos sobre el futuro en lugar de afrontar lo que nos depara el presente.

La gratitud, en contraste con el quebrantamiento sexual, nos lleva a reconocer lo que tenemos. Nos aterriza en el presente. Requiere que observemos y reconozcamos a las personas y las cosas de nuestra vida por las que estamos agradecidos, ahora mismo, hoy. La gratitud se basa en la realidad. Ese es el único lugar donde puede producirse una verdadera transformación. Ahí es donde Dios quiere que estemos.

En pocas palabras, la gratitud consiste en centrarnos en lo bueno de nuestra vida y dar gracias por lo que tenemos. Es identificar la bendición y la provisión de Dios en nuestras vidas. Es reconocer quién es Dios y lo que ha hecho.

No siempre es fácil. A los 20 años, cuando me diagnosticaron una enfermedad crónica, habría sido fácil compadecerme de mí mismo. Podría haberme centrado en los aspectos negativos y en los resultados que se avecinaban. Recuerdo haber orado para que Dios me ayudara a mantener la perspectiva. Quería confiar en sus planes mucho más allá de lo que podía ver en los días difíciles. No quería endurecerme ni amargarme. Dios respondió fielmente a mi oración.

Tanto si nuestras luchas son con la enfermedad como con la adicción, Dios cuida de nosotros. Nos da estrategias para ayudarnos a crecer. Si queremos potenciar la gratitud y sus poderes transformadores, tenemos que practicarla. En lugar de buscar formas de escapar, actuar y fantasear, aléjate del quebrantamiento sexual buscando la ayuda y la fuerza de Dios.