[Verdad y Amor] El reflejo de la verdad y el amorMuestra

Responder con amor

En su tercera carta, Juan se dirige a un creyente llamado Gayo. Lo llama amado y le dice que es querido y que ha sido motivo de mucho regocijo por su amor a los hermanos y a los desconocidos.

Juan no solo elogia a Gayo. Lo anima a seguir con la buena obra de vivir constantemente en la verdad y el amor. Algunos eruditos creen que las personas a las que atendía Gayo eran misioneros itinerantes que llevaban la noticia de Jesucristo a tierras lejanas. Algunos de ellos eran conocidos de Gayo, pero otros no.

Otros estudiosos creen que algunas de estas personas no eran creyentes; no obstante, Gayo también las ayudó. La actitud de Gayo es la que debemos tener en nuestros corazones. Necesitamos entretejer en nuestra visión que: «No importa quién seas, voy a amarte y a extenderte la gracia de Cristo». Hacemos esto porque sabemos cuánto nos ama Dios. Nuestras acciones muestran lo que creemos.

Juan le está diciendo a Gayo que, al hacer esto fielmente con los extranjeros y los creyentes, los está amando como Cristo lo amó a él. ¿Cómo nos ha amado Cristo? Renunció voluntariamente a Su posición de Dios, se hizo humano, siervo, y fue obediente hasta la muerte en la cruz.

¿Y si fuéramos conocidos como personas que, en Cristo, amamos tanto a los creyentes como a los extraños?¿No te encantaría que se hablara de eso delante de tu iglesia o en el Cielo delante de Cristo? Cuando amamos a un desconocido, podemos hablarle de Aquel que nos ama. Tenemos una puerta abierta de par en par para compartir la buena nueva de Jesucristo con los demás y ver cómo su dirección eterna cambia para siempre, de modo que puedan recibir las mismas bendiciones y dones que nosotros hemos recibido. Nuestras actividades revelan nuestras actitudes.

¿Apoyamos a los misioneros? Los creyentes son los que deben apoyar esta labor, no los que nunca han oído hablar de Jesucristo. No nos atenemos realmente a la verdad si no demostramos amor por estos hermanos cristianos física y económicamente. Revelamos nuestras prioridades por dónde colocamos nuestros recursos.

Señor, ayúdanos a demostrar amor y desinterés. Que nos mantengamos firmes en la verdad de que somos amados. Y que lo expresemos amando a los creyentes y a los extraños con coherencia y lealtad.

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