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Sara

DÍA 7 DE 9

SONIDOS DE ALEGRÍA

En la tienda, se escucharon sonidos de alegría. Sara y Abraham no podían reprimir su regocijo al sostener en brazos a su hijo prometido. ¡Había terminado la esterilidad vergonzosa de Sara! Finalmente después de veinticinco años, después de escuchar la promesa una y otra vez, después de una visita de Dios y dos ángeles, el pequeño Isaac, suave y arrugado, les nació a unos padres avejentados y arrugados. En su alegría triunfante, llamaron Isaac al bebé, que significa «risa».

Sara se maravilló: «¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez».

Dios, quien es plenamente capaz, proveyó un milagro. Ahora, en lugar de ser menospreciada, la gente celebraría con ella. Isaac era hijo de su propio cuerpo, el hijo de su vejez, el hijo de la promesa de Dios, el fruto de fe probada, el regalo de la gracia de Dios, el heredero de Abraham designado en el cielo. ¿Puedes imaginarte la canción de júbilo en el corazón de Sara? ¿Por qué no unirnos a Sara en un coro de alabanza? Aún si ahora la vida es difícil, eleva tu voz con alegría por la esperanza que tienes en Cristo. Regocíjate porque ya sea aquí o en el cielo, dependiendo del tiempo señalado de Dios, experimentarás la bendición inimaginable y plena de Sus promesas maravillosas completamente cumplidas. Canta con el salmista en sublime expectativa:

"Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría […]. Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta" (Salmos 30:5, 11, NVI).

La alegría espiritual no es una emoción. Es una respuesta a una vida llena del Espíritu (Gálatas 5:22). ¿Puedes «considerarte muy dichosa cuando tengas que enfrentarte con diversas pruebas»? (ver Santiago 1:22, NVI). Como un acto de fe, decide alegrarte en tu dificultad presente.

Escrituras

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