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Sara

DÍA 4 DE 9

EN ESPERA DE PROMESAS FUTURAS

¿Cuántas veces había ocurrido? Sara podía contar por lo menos cinco veces en las que Dios le había prometido a Abraham un hijo, una semilla, una descendencia… ¡y todavía no estaba embarazada! Por un tiempo, ellos pensaron que Ismael, el hijo de Abraham con Agar, era «el hijo de la promesa». Pero Dios le dijo a Abraham: «¡Es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo!». Esta vez, Dios mencionó específicamente a Sara. Con razón, Abraham inclinó su rostro y se rió. ¡Sara tenía 90 años!

Sara tenía un nombre nuevo y reluciente, y sin duda alguna quería que su fe cada vez más profunda fuera igual de brillante. Pero ¿acaso ella se preguntó, como hace el pueblo de Dios en ocasiones, cómo creer en las promesas de Dios cuando las situaciones parecen imposibles y la espera parece eterna? En las escrituras, encontramos muchas sugerencias sobre cómo afirmar nuestra fe.

Por elección. Lo opuesto a la fe es la incredulidad o la duda. Cuando Dios presenta una de Sus maravillosas promesas, Él te ofrece la elección de aceptar Su brillo deslumbrante o de apagarla en una oscura nube de duda.

Por fe. Las fuerzas para hoy y la esperanza para mañana se hacen realidad al confiar y tener fe en las promesas de Dios. Busca la obra de Dios y Sus respuestas para tus preguntas. Deléitate en las fuerzas y la esperanza de Dios.

Por ejercicio. La fe es como un músculo. A través del ejercicio, poco a poco aumenta en fuerza y en tamaño. Tu fe se ejercita y te fortaleces cuando decides creerle a Dios y Sus promesas, y vives conforme a ello.

¿Existe algún área en tu vida que prueba tu fe al máximo? ¿Tienes algún problema físico como Sara? ¿Un problema familiar? ¿Alguna lucha personal? ¿Una prueba financiera? ¡Ejercita tu fe! Supera cualquier incertidumbre y enfócate en aquel cuyas promesas nunca fallan.

Escrituras

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