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Monty Williams invoca versículos bíblicos para inspirar esperanza y perdón en el servicio memorial de su esposa

Tanto como atleta profesional y como entrenador, Monty Williams ha experimentado una buena porción de adversidad. Venció una condición cardiaca para entrar a la NBA; no obstante, vio su carrera ser acortada por problemas crónicos en las rodillas. Entonces, en su primera oportunidad como entrenador en jefe, fue despedido después de cinco años con los Pelicans de Nueva Orleans. 

Pero nada podría haberlo preparado para la devastación de perder a su esposa.

Era febrero de 2016, durante el periodo de Williams como entrenador asistente con los Thunder de Oklahoma City, cuando las noticias del accidente automovilístico fatal de Ingrid Williams enviaron una onda expansiva a lo largo de la comunidad de la NBA. 

Unos días después, Williams se presentó frente a 900 personas —incluyendo sus cinco hijos— para celebrar su vida. 

«Esto es difícil para mi familia, pero saldremos adelante —le dijo a la multitud—. Y mi esposa me daría un buen golpe si yo fuera a sentarme aquí y a quejarme de lo que está pasando. Esto no se lleva el dolor, pero ayudará a bien, porque Dios hace que todas las cosas cooperen para bien. No puedes renunciar. No te puedes rendir».

La última parte de esa declaración la hizo como referencia a un versículo del Nuevo Testamento que es citado con frecuencia.

«Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito» (Romanos 8:28, NBLH).

Williams también alentó a la gente a orar por la familia de la otra persona involucrada en el accidente e invocó otro versículo bíblico para promover un mensaje de perdón. Esto fue especialmente difícil debido al hecho de que fue la otra conductora quien causó el accidente cuando su coche perdió el control y viró bruscamente a lo largo de dos carriles.

«Y nosotros, como grupo, como hermanos en unidad, deberíamos estar orando por esa familia porque ellos también están de duelo —continúo Williams—. Así que no perdamos de vista lo que es importante. En mi casa tenemos un letrero que dice: “Pero yo y mi casa, serviremos al Señor” (Josué 24:15, NBLH). No podemos servir al Señor si no tenemos un corazón de perdón».