Éxodo: Camino a La LibertadMuestra

¿Quién soy yo?

¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?

Esta fue la pregunta que le hizo Moisés a Dios, luego de recibir la orden de regresar a Egipto para sacar a Israel de la esclavitud.

40 años atrás Moisés no habría hecho esta pregunta, él parecía estar muy seguro de quién era: príncipe de Egipto, elegido para liderar al pueblo de Dios. El problema era que su identidad aún estaba distorsionada.

Aunque durante el tiempo en el que estuvo en el desierto cuidando el rebañó de su suegro Moisés aprendió a depender más de Dios y menos en sus capacidades, parecía ser que aún pensaba que se trataba de él.

Seguramente nosotros también le hemos hecho esta pregunta a Dios cuando tenemos un nuevo desafío al frente: ¿Quién soy yo para…?

Las dudas, el miedo, y la realidad de nuestras limitaciones nos impulsan a creer que de ninguna manera podremos lograrlo, nos sentimos demasiado pequeños para la tarea. Entonces, sin tan siquiera haberlo intentado, bajamos los brazos y nos damos por vencidos.

Por alguna razón pensamos que depende de nosotros.

La respuesta de Dios a Moisés, continúa siendo la misma para nosotros: -Yo estaré contigo- Respondió Dios-.

Aunque a veces esperamos que Dios nos responda de una manera en la que resalten todas nuestras cualidades, dones, conocimientos, recursos y aquellas cosas que nos hacen pensar que somos adecuados para la tarea, Dios continúa diciéndonos: No es por lo que tienes, ni por lo que eres, ni por lo que haces, es por quién Yo Soy.

No queda lugar para el ego cuando se trata de tener éxito en la tarea que nos encomienda Dios. Cualquier recurso con el que contemos, queda reducido a nada, si pensamos que “eso” es lo que nos dará la victoria.

Cristo Jesús es quién nos da la victoria, y por Él es que podemos hacerle frente a cualquier circunstancia que se nos presente.

La pregunta, por lo tanto, no debería ser: ¿Quién soy yo?, sino más bien:, ¿Quién es Él?

La respuesta nos dará el valor y la fe que necesitamos para dar el paso al frente.

¿Hay algún desafío del que estamos intentando escapar porque pensamos que depende de nosotros?

Oremos:

Señor, hoy queremos aprender a depender más de ti. Queremos conocerte cada día más para que nuestra identidad esté cimentada en ti y en lo que dices que somos, y no en lo que nosotros pensamos que semos. Enséñanos a ser humildes.