SERIE: LA SALVACIÓN - Confesar a Cristo para ser salvos – VMuestra
Confesar a Cristo tiene su riesgo. Si uno teme al hombre más que a Dios está en peligro de negar a Cristo como hicieron los padres del muchacho sanado por Jesús (Juan 9:22) o algunos líderes “… Muchos de los dirigentes judíos que creían que Él era el Mesías… no lo… confesaban (RV60)… no lo admitían públicamente por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga” (Juan 12:42 NT-BAD). Entre ellos estaba José de Arimatea “discípulo secreto de Jesús por temor a los líderes judíos” (Juan 19:38 NTV). Estos gobernantes tenían fe, pero solo fe y la fe sola no salva. La fe que salva es la fe obediente y a estos líderes les faltaba, entre otras cosas, obedecer el mandamiento de no avergonzarse de Jesús: “No se avergüencen de mí… Si lo hacen, yo… me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre” (Marcos 8:38 TLA). Se avergonzaban de Cristo “Porque amaban más la aprobación humana que la aprobación de Dios” (Juan 12:43 NTV).
La gente busca la aceptación, aprobación y el aplauso de los hombres, algo que solo durará unos años, mientras que la aprobación de Dios tiene beneficios eternos (2 Corintios 4:17-18). Es cierto que confesar a Cristo podría costarnos el trabajo, prestigio o riquezas pero no confesarlo nos costará mucho más en la eternidad: “Si soportamos los sufrimientos, compartiremos su reinado. Si decimos que no lo conocemos, también él dirá que no nos conoce… Si lo negamos, Él también nos negará” (2ª Timoteo 2:12 TLA, NBLH). Los que niegan a Jesús buscando la gloria y el favor de los hombres se perderán eternamente: “… Se necesita la… pública confesión de esa fe para obtener la salvación” (Romanos 10:10 BLPH). ¿Qué bendición gozarán en el día final aquellos gobernantes que buscaron la aprobación del Sanedrín? “¿Habrá algún valor terrenal que compense la pérdida del alma?” (Mateo 16:26 NT-BAD). Una de las decisiones más importantes de la vida es escoger entre el favor del hombre o el de Dios, porque es imposible complacer a los dos: “¿No saben que… el que quiera convertirse en amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios?” (Santiago 4:4 PDT).
Acerca de este Plan
Dios es el único que puede salvarnos (1 Timoteo 1:15; Lucas 19:10). ¿Salvarnos de qué? Descúbrelo a través de esta SERIE.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/