Libres por la PalabraMuestra

Como hijos de Dios no quedaremos presos de nuestras propias experiencias. Seremos libres por la gracia y la misericordia de nuestro Padre Celestial.

Cuando estamos en la cárcel del remordimiento, es fácil considerarnos protagonistas de nuestra historia. Volcamos todos nuestros afectos y pensamientos a nuestro ego. Nuestros aciertos empiezan a tomar el lugar principal en nuestro pensamiento para luego darle el lugar a los errores que se maximizan al mirar los resultados de nuestras decisiones.

Nos sentimos presos de nuestros pecados y de sus consecuencias; hasta nos atrevemos a considerar que no seremos libres. Pero, en esos momentos oscuros, es cuando el Espíritu Santo nos recuerda que somos libres no por nuestra perfección, sino por la Gracia de Dios derramada en nuestro corazón por medio de Cristo Jesús.

Todos aquellos que están presos por el pecado necesitan dos cosas para ser libres: la intervención del Espíritu de Dios y las oraciones de aquellos que le rodean.

Nuestra actitud como hijos de Dios ante la esclavitud en otros no es la de juzgar o dar un dictamen, nuestra labor es orar por ellos para que resplandezca en su vida la Luz del Evangelio.

Serás libre porque Cristo te ama y por las oraciones de tus hermanos.

• ¿Has sentido alguna vez que no avanzas en Cristo?
• ¿Qué hábitos debes cambiar para evitar esta situación?
• Ora diariamente pidiendo a Dios que te dé la victoria sobre cualquier debilidad en tu vida.