Serás SanadoMuestra

No te aferres

Comenzar este devocional con una reflexión de despedida de un año y comienzo de otro, es la forma en la que comenzamos a soltar a lo que nos podamos aferrar. Tenemos que buscar la fuerza de lo alto, claramente de Dios mismo, para nosotros dejar ir y cerrar capítulo con todo lo que no me ayuda avanzar en Cristo. Son tantas cosas a las que nos aferramos que pensamos que solo es en lo material. Y muchas veces como humanos nos aferramos a personas, a trabajos, a estilos de vida que no son para nada edificante en nosotros. Incluso, nos aferramos a un pasado. Un pasado ya sea bueno o malo nos aferramos a él creyendo que si fue malo no sanamos esa herida y si fue bueno nuestra expectativa es que puede ser mejor. Y ambos no son saludables para nuestro corazón y crecimiento espiritual.

Hay personas que se aferran a las lágrimas, a las decepciones. Y hemos titulado este devocional como :Serás Sanado. Es a la espera inmediata que al Dios ser parte de nuestras tristezas y alegrías sabemos que es quien cura cada parte no solo de mi vida, sino de todo lo que me rodea. Dios no limpia y sana de manera temporera sino que siempre será sobre nosotros una mano permanente siempre y cuando le permitamos ser ese escudo y manto sanador en nuestras vidas.

No nos aferremos en el perdón que nunca nos pidieron, ni en las palabras bonitas que quizás queríamos escuchar y nunca llegaron. No podemos dejar que esos sentimientos o emociomes nos dominen. No queremos crear un estancamiento en la Presencia de Dios. Tenemos que cerrar todo pensamiento que nos pueda afectar y no sea de edificación a mi relación con Dios.

¿Que no es fácil? Créeme que lo sé. Muchas veces es totalmente difícil y hasta imposible el poder uno centrarse cuando sientes tanto dolor, decepción y hasta enojo por todo lo que esperabas que se cumpliera y no ocurrió. Créeme que sé lo que se siente ser señalado y piensen que era una obsesión lo que tenías en mente para que se cumpliera. Créeme que sé lo que sentimos los que aguantamos muchos años en la espera de algo que al final no llega. Duele, se llora y se genera mucho enojo y hasta el sentido de rechazo hacia uno mismo y los que nos rodean. Es hasta un momento que solo buscas silencio y alejarte. Quieres tener ese espacio solo con Dios y comenzar con los porqués. Si, te entiendo. Tú leiste todo lo anterior de por qué no nos podemos aferrar. Pues, llega esa etapa que ya nada de eso te da importancia. Imagina cómo es el ser humano. Y te doy la noticia que Dios es tan misericordioso y tan bueno que Su Gracia nos alcanza y nos enseña a cómo no quedarnos en esa parada de manera permanente sino que es de aprendizaje y de sanidad.

También es ese tiempo que Dios nos demuestra que aunque vimos todo contrario a lo que nos presentó Él sigue estando en control. No es por nuestras fuerzas sino las de Él.