Sí Y AménMuestra
Hacedores y Habladores
Todos tenemos un familiar o amigo que siempre está diciendo que va a iniciar un proyecto, o que este año se va a casar, o perder peso, o terminar sus estudios, y pasan los años y nunca sucede. También conocemos a personas que dicen que nunca van a hacer algo y lo terminan haciendo con todas sus fuerzas. Yo era uno de esos que decía que nunca iba a servir a Dios y aquí me tienes dando toda mi vida para el Evangelio. Quizá eras uno de los que decía nunca voy a creer en Jesús y ahora eres el más devoto en tu casa. ¡O que nunca tendrías hijos pero tienes cuatro!
No me preocupan los que dicen no quiero, no creo, no lo voy a hacer. Porque están rechazando a Dios conscientemente. Los que me preocupan son los que dicen: “Sí, lo haré” pero nunca lo hacen. Tengo casi veinticinco años de ser pastor y he visto a muchos decir “sí”, pero nunca se rinden completamente a Dios. Yo mismo he tenido temporadas y áreas de mi vida donde he dicho “sí”, pero no he obedecido completamente a Dios.
Carlos Spurgeon llamaba a estas personas “cristianos nominales”. Cristiano de nombre, pero no de corazón. La realidad es que todos hemos pasado por ahí. El “cristiano nominal” no tiene una vida espiritual vibrante, alegre y satisfecha. No experimenta una transformación completa. Dicen sí con la boca, pero no con las acciones.
Hasta puede ser que se bautizaron en agua, o que asisten regularmente a la iglesia, o que dan de sus recursos. Pero lo hacen como una forma de religión y no una entrega verdadera a Jesús. ¿Qué nos detiene de entregarnos por completo a Dios? ¿Por qué le entregamos algunas áreas de la vida y otras no?
En primer lugar, lo que nos detiene de entregarnos es creer que nuestro pecado favorito es mejor que la bondad de Dios. Un pecado favorito es ese pecado en tu vida que sabes que no honra a Dios pero que sigues entreteniendo porque no crees que Dios es capaz de darte algo mejor. ¿Identificas algún pecado favorito? ¿Qué es lo que más trabajo te cuesta soltar a Dios?
Kelly y yo hemos decidido ser fieles el uno al otro. Rechazando la pornografía, coqueteo y todo tipo de interacción emocional o sexual con otra persona fuera del matrimonio. Hoy en día disfrutamos mucho gozo, paz y alegría en nuestro matrimonio y sexualidad. Hemos elegido entregar nuestra sexualidad a Dios. El gozo de Dios es mucho mejor que la diversión pasajera del pecado. El pecado puede ser divertido un tiempo, pero termina en destrucción.
En segundo lugar, otra cosa que nos detiene de entregarnos a Dios totalmente es que preferimos la aprobación humana que la aprobación de Dios. Leemos en Juan 12:43 que algunos no querían hacer pública su fe en Jesús porque amaban más la aprobación de las personas que de Dios. La presión social muchas veces controla nuestras decisiones. Yo empecé a hablar con maldiciones porque mis amigos lo hacían. Practiqué varios vicios porque mis amigos los practicaban. Me reía de cosas obscenas porque mis amigos lo hacían. Vivir para la aprobación humana distorsiona nuestra identidad, pero recibir la aprobación de Dios en Cristo te hace libre y sana tu identidad. ¿Puedes identificar algún área de tu vida que no le has entregado a Dios por temor a ser rechazado por alguien?
Oración:
Te amo Dios, gracias porque tú siempre buscas lo mejor para mí. Hoy reconozco que sólo en ti hay plenitud y felicidad. Hoy reconozco que he entretenido pecados favoritos. Te pido perdón y hoy digo sí a Tu voluntad. Ayúdame a enfocarme en Tu aprobación y a dejar de afanarme por las cosas que el mundo me ofrece. Solo Tú me amas y me puedes dar una vida en abundancia. Amén.
Acerca de este Plan
¡Bienvenido al primer día del resto de tu vida! En estos cinco días vamos a meditar las palabras Sí y Amén. Vamos a descubrir cómo avanzar en las áreas donde estamos estancados.
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Nos gustaría agradecer a MásVida Mexico por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://masvida.org/