AMOR.Muestra

Es comprensible que María se sintiera angustiada en los momentos posteriores a encontrar la tumba vacía de Jesús. Imagínate ir a un cementerio para ver dónde fue enterrado alguien, pero, de repente, ya no está allí. ¡Sentirías muchísimas emociones! Pero lo que sucede como resultado de las emociones de María es algo que todos nosotros también podemos experimentar. Estaba tan absorta en sus sentimientos que se olvidó de lo que estaba buscando. Jesús estaba parado justo frente a ella y, de alguna manera, ¡no lo vio! Lo que debería ser claro puede volverse confuso cuando tus emociones están tan exaltadas. Aunque no quieras pasar por alto tus sentimientos, sí quieres asegurarte de que no dejas que te distraigan de lo que realmente está sucediendo.

Hoy, reserva diez minutos. Dedica los cinco primeros a anotar todas las emociones que sientes. Una vez que seas consciente de ellas, dedica los cinco siguientes a pedirle a Dios que te hable con claridad a través de ellas.