NASCAR y la BibliaMuestra

“Michael Waltrip cita canción infantil con tema bíblico durante momento agridulce en Campeonato”

2001 Daytona 500: Daytona International Speedway (18 de febrero, 2001)

Las 500 de Daytona del 2001 debió salir como una de las más grandes finales en la historia de NASCAR. En muchas formas, ese argumento puede aún hacerse legítimo. Michael Waltrip ciertamente desea que ese sea el caso. Después de 462 carreras sin ganar, finalmente llegó a la línea de Victoria en el mayor escenario de las carreras. 

Antes ese día, Waltrip hizo un acuerdo aparentemente inofensivo con el capellán de Motor Racing Outreach, Dale Beaver. Si ganaba la carrera, que era una probabilidad muy lejana, cantaría en la pista una canción que Macy, su hija de 3 años, solía cantar después de ir a la iglesia infantil. 

Este es el día, este es el día 

Que el Señor ha hecho, que el Señor ha hecho

Me regocijaré, me regocijaré

Y me alegraré, y me alegraré. 

Esta canción sale de un pasaje muy citado de los Salmos:

“Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él”. (Salmos 118:24)

Unas horas después y luego de una emocionante vuelta final, Waltrip de algún modo cruzó la línea de meta adelante de 42 carros incluyendo a sus compañeros de equipo, Dale Earnhardt y Dale Earnhardt Jr., que trabajaron juntos para ayudarlo a llegar a la victoria. Durante su entrevista post-carrera con el reportero de Fox Sports, Dick Berggren, Waltrip de pronto recordó su promesa a Beaver, pero no podía recordar la tonada de la canción. Así que, en vez de cantar, dejó salir lo que salió de su mente en el momento. 

“¡Éste es el día que ha hecho el Señor!”

Pero desafortunadamente, la celebración no duró mucho. Al dirigirse al centro de medios debido a más responsabilidades de prensa, Waltrip escuchó la devastadora noticia. Dale Earnhardt murió en el accidente que sucedió justo antes del final de la carrera.

“Nunca olvidaré eso,” dijo Beaver después en el libro La Fe en la Línea Rápida. “Él llegó a la línea de victoria y olvidó las palabras. Pero terminó citándolo. Me parece interesante que el día en que Dale murió, Michael estuviera pensando en esa canción infantil. Parece una cosa providencial.”

Para Waltrip, los días siguientes y semanas fueron borrosos. Luchó por conciliar el júbilo de ese momento definitivo de la carrera con la realización de que su amigo de mucho tiempo se había ido, y murió tratando de ayudarlo a ganar. Inicialmente, Waltrip trató de usar su afable personalidad para ayudar a otros a lidiar con la tragedia. 

“Acostado en la cama, determiné que, ya que soy cristiano, creo que todos tenemos nuestros días, nuestros días están contados”, relató mientras promovía su libro En un Parpadeo. “Supuse que ese fue el día de Dale para morir, y yo fui la mejor persona para ganar la carrera y poder honrarlo en la victoria... Creo que desperté al siguiente día determinado a hacer todo lo que pudiera para que otras personas se sintieran mejor sobre lo que pasó ese día.”

Pero para Waltrip, fue un proceso de recuperación mucho más largo. Le llevó casi 10 años para recuperar la fuerza y el coraje para escribirlo todo y compartir su historia con la comunidad de NASCAR. Finalmente, Waltrip pudo volver a ser ese espíritu jubiloso que todos conocían y amaban. Incluso comenzó a compartir regularmente el Salmo 118:24 con casi medio millón de seguidores en Twitter los días de carrera, incluyendo la mañana de la Copa final en la Homestead-Miami Speedway.

“Éste es el día que ha hecho el Señor”, publicó Waltrip. “Regocijémonos y alegrémonos en él. ¡Luego corramos! @NASCAR #Chase”