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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkMRK">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="MRK.6">
 <div class="label">6</div><div class="s">Jes&#250;s en Nazaret</div><div class="r">(Mt. 13.53-58; Lc. 4.16-30)</div><div class="p"> 1Sali&#243; Jes&#250;s de all&#237; y vino a su tierra, y le segu&#237;an sus disc&#237;pulos. 2Y llegado el d&#237;a de reposo,#6.2 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. comenz&#243; a ense&#241;ar en la sinagoga; y muchos, oy&#233;ndole, se admiraban, y dec&#237;an: &#191;De d&#243;nde tiene este estas cosas? &#191;Y qu&#233; sabidur&#237;a es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 3&#191;No es este el carpintero, hijo de Mar&#237;a, hermano de Jacobo, de Jos&#233;, de Judas y de Sim&#243;n? &#191;No est&#225;n tambi&#233;n aqu&#237; con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de &#233;l. 4Mas Jes&#250;s les dec&#237;a: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra,#Jn. 4.44. y entre sus parientes, y en su casa. 5Y no pudo hacer all&#237; ning&#250;n milagro, salvo que san&#243; a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorr&#237;a las aldeas de alrededor, ense&#241;ando.</div><div class="s">Misi&#243;n de los doce disc&#237;pulos</div><div class="r">(Mt. 10.5-15; Lc. 9.1-6)</div><div class="p"> 7Despu&#233;s llam&#243; a los doce, y comenz&#243; a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los esp&#237;ritus inmundos. 8Y les mand&#243;#Lc. 10.4-11. que no llevasen nada para el camino, sino solamente bord&#243;n; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, 9sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos t&#250;nicas. 10Y les dijo: Dondequiera que entr&#233;is en una casa, posad en ella hasta que salg&#225;is de aquel lugar. 11Y si en alg&#250;n lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de all&#237;, y sacudid el polvo que est&#225; debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos.#Hch. 13.51. De cierto os digo que en el d&#237;a del juicio, ser&#225; m&#225;s tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. 12Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. 13Y echaban fuera muchos demonios, y ung&#237;an con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.#Stg. 5.14.</div><div class="s">Muerte de Juan el Bautista</div><div class="r">(Mt. 14.1-12; Lc. 9.7-9)</div><div class="p"> 14Oy&#243; el rey Herodes la fama de Jes&#250;s, porque su nombre se hab&#237;a hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso act&#250;an en &#233;l estos poderes. 15Otros dec&#237;an: Es El&#237;as. Y otros dec&#237;an: Es un profeta, o alguno de los profetas.#Mt. 16.14; Mr. 8.28; Lc. 9.19. 16Al o&#237;r esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapit&#233;, que ha resucitado de los muertos. 17Porque el mismo Herodes hab&#237;a enviado y prendido a Juan, y le hab&#237;a encadenado en la c&#225;rcel por causa de Herod&#237;as, mujer de Felipe su hermano; pues la hab&#237;a tomado por mujer. 18Porque Juan dec&#237;a a Herodes: No te es l&#237;cito tener la mujer de tu hermano.#Lc. 3.19-20. 19Pero Herod&#237;as le acechaba, y deseaba matarle, y no pod&#237;a; 20porque Herodes tem&#237;a a Juan, sabiendo que era var&#243;n justo y santo, y le guardaba a salvo; y oy&#233;ndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. 21Pero venido un d&#237;a oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumplea&#241;os, daba una cena a sus pr&#237;ncipes y tribunos y a los principales de Galilea, 22entrando la hija de Herod&#237;as, danz&#243;, y agrad&#243; a Herodes y a los que estaban con &#233;l a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: P&#237;deme lo que quieras, y yo te lo dar&#233;. 23Y le jur&#243;: Todo lo que me pidas te dar&#233;, hasta la mitad de mi reino. 24Saliendo ella, dijo a su madre: &#191;Qu&#233; pedir&#233;? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 25Entonces ella entr&#243; prontamente al rey, y pidi&#243; diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 26Y el rey se entristeci&#243; mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con &#233;l a la mesa, no quiso desecharla. 27Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mand&#243; que fuese tra&#237;da la cabeza de Juan. 28El guarda fue, le decapit&#243; en la c&#225;rcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29Cuando oyeron esto sus disc&#237;pulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.</div><div class="s">Alimentaci&#243;n de los cinco mil</div><div class="r">(Mt. 14.13-21; Lc. 9.10-17; Jn. 6.1-14)</div><div class="p"> 30Entonces los ap&#243;stoles se juntaron con Jes&#250;s, y le contaron todo lo que hab&#237;an hecho, y lo que hab&#237;an ense&#241;ado. 31&#201;l les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y ven&#237;an, de manera que ni aun ten&#237;an tiempo para comer. 32Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. 33Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron all&#225; a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a &#233;l. 34Y sali&#243; Jes&#250;s y vio una gran multitud, y tuvo compasi&#243;n de ellos, porque eran como ovejas que no ten&#237;an pastor;#1 R. 22.17; 2 Cr. 18.16; Zac. 10.2; Mt. 9.36. y comenz&#243; a ense&#241;arles muchas cosas. 35Cuando ya era muy avanzada la hora, sus disc&#237;pulos se acercaron a &#233;l, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. 36Desp&#237;delos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qu&#233; comer. 37Respondiendo &#233;l, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: &#191;Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? 38&#201;l les dijo: &#191;Cu&#225;ntos panes ten&#233;is? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces. 39Y les mand&#243; que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. 40Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41Entonces tom&#243; los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y parti&#243; los panes, y dio a sus disc&#237;pulos para que los pusiesen delante; y reparti&#243; los dos peces entre todos. 42Y comieron todos, y se saciaron. 43Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobr&#243; de los peces. 44Y los que comieron eran cinco mil hombres.</div><div class="s">Jes&#250;s anda sobre el mar</div><div class="r">(Mt. 14.22-27; Jn. 6.15-21)</div><div class="p"> 45En seguida hizo a sus disc&#237;pulos entrar en la barca e ir delante de &#233;l a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que &#233;l desped&#237;a a la multitud. 46Y despu&#233;s que los hubo despedido, se fue al monte a orar; 47y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y &#233;l solo en tierra. 48Y vi&#233;ndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quer&#237;a adelant&#225;rseles. 49Vi&#233;ndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 50porque todos le ve&#237;an, y se turbaron. Pero en seguida habl&#243; con ellos, y les dijo: &#161;Tened &#225;nimo; yo soy, no tem&#225;is! 51Y subi&#243; a ellos en la barca, y se calm&#243; el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. 52Porque a&#250;n no hab&#237;an entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.</div><div class="s">Jes&#250;s sana a los enfermos en Genesaret</div><div class="r">(Mt. 14.34-36)</div><div class="p"> 53Terminada la traves&#237;a, vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla. 54Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le conoci&#243;. 55Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde o&#237;an que estaba. 56Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, pon&#237;an en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bk1SA">
 <div class="chapter ch25" data-usfm="1SA.25">
 <div class="label">25</div><div class="s">David y Abigail</div><div class="p"> 1Muri&#243; Samuel, y se junt&#243; todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ram&#225;.</div><div class="p">Y se levant&#243; David y se fue al desierto de Par&#225;n. 2Y en Ma&#243;n hab&#237;a un hombre que ten&#237;a su hacienda en Carmel, el cual era muy rico, y ten&#237;a tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteci&#243; que estaba esquilando sus ovejas en Carmel. 3Y aquel var&#243;n se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb. 4Y oy&#243; David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. 5Entonces envi&#243; David diez j&#243;venes y les dijo: Subid a Carmel e id a Nabal, y saludadle en mi nombre, 6y decidle as&#237;: Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. 7He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no les tratamos mal, ni les falt&#243; nada en todo el tiempo que han estado en Carmel. 8Pregunta a tus criados, y ellos te lo dir&#225;n. Hallen, por tanto, estos j&#243;venes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen d&#237;a; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.</div><div class="p"> 9Cuando llegaron los j&#243;venes enviados por David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron. 10Y Nabal respondi&#243; a los j&#243;venes enviados por David, y dijo: &#191;Qui&#233;n es David, y qui&#233;n es el hijo de Isa&#237;? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus se&#241;ores. 11&#191;He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no s&#233; de d&#243;nde son? 12Y los j&#243;venes que hab&#237;a enviado David se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. 13Entonces David dijo a sus hombres: C&#237;&#241;ase cada uno su espada. Y se ci&#241;&#243; cada uno su espada y tambi&#233;n David se ci&#241;&#243; su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.</div><div class="p"> 14Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aqu&#237; David envi&#243; mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y &#233;l los ha zaherido. 15Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos falt&#243; nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando est&#225;bamos en el campo. 16Muro fueron para nosotros de d&#237;a y de noche, todos los d&#237;as que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. 17Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal est&#225; ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues &#233;l es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle.</div><div class="p"> 18Entonces Abigail tom&#243; luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo carg&#243; todo en asnos. 19Y dijo a sus criados: Id delante de m&#237;, y yo os seguir&#233; luego; y nada declar&#243; a su marido Nabal. 20Y montando un asno, descendi&#243; por una parte secreta del monte; y he aqu&#237; David y sus hombres ven&#237;an frente a ella, y ella les sali&#243; al encuentro. 21Y David hab&#237;a dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que este tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y &#233;l me ha vuelto mal por bien. 22As&#237; haga Dios a los enemigos de David y aun les a&#241;ada, que de aqu&#237; a ma&#241;ana, de todo lo que fuere suyo no he de dejar con vida ni un var&#243;n.</div><div class="p"> 23Y cuando Abigail vio a David, se baj&#243; prontamente del asno, y postr&#225;ndose sobre su rostro delante de David, se inclin&#243; a tierra; 24y se ech&#243; a sus pies, y dijo: Se&#241;or m&#237;o, sobre m&#237; sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus o&#237;dos, y escucha las palabras de tu sierva. 25No haga caso ahora mi se&#241;or de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, as&#237; es. &#201;l se llama Nabal,#25.25 Esto es, Insensato. y la insensatez est&#225; con &#233;l; mas yo tu sierva no vi a los j&#243;venes que t&#250; enviaste. 26Ahora pues, se&#241;or m&#237;o, vive Jehov&#225;, y vive tu alma, que Jehov&#225; te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi se&#241;or. 27Y ahora este presente que tu sierva ha tra&#237;do a mi se&#241;or, sea dado a los hombres que siguen a mi se&#241;or. 28Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehov&#225; de cierto har&#225; casa estable a mi se&#241;or, por cuanto mi se&#241;or pelea las batallas de Jehov&#225;, y mal no se ha hallado en ti en tus d&#237;as. 29Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi se&#241;or ser&#225; ligada en el haz de los que viven delante de Jehov&#225; tu Dios, y &#233;l arrojar&#225; la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda. 30Y acontecer&#225; que cuando Jehov&#225; haga con mi se&#241;or conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca por pr&#237;ncipe sobre Israel, 31entonces, se&#241;or m&#237;o, no tendr&#225;s motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo. Gu&#225;rdese, pues, mi se&#241;or, y cuando Jehov&#225; haga bien a mi se&#241;or, acu&#233;rdate de tu sierva.</div><div class="p"> 32Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehov&#225; Dios de Israel, que te envi&#243; para que hoy me encontrases. 33Y bendito sea tu razonamiento, y bendita t&#250;, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. 34Porque vive Jehov&#225; Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aqu&#237; a ma&#241;ana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un var&#243;n. 35Y recibi&#243; David de su mano lo que le hab&#237;a tra&#237;do, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he o&#237;do tu voz, y te he tenido respeto.</div><div class="p"> 36Y Abigail volvi&#243; a Nabal, y he aqu&#237; que &#233;l ten&#237;a banquete en su casa como banquete de rey; y el coraz&#243;n de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio, por lo cual ella no le declar&#243; cosa alguna hasta el d&#237;a siguiente. 37Pero por la ma&#241;ana, cuando ya a Nabal se le hab&#237;an pasado los efectos del vino, le refiri&#243; su mujer estas cosas; y desmay&#243; su coraz&#243;n en &#233;l, y se qued&#243; como una piedra. 38Y diez d&#237;as despu&#233;s, Jehov&#225; hiri&#243; a Nabal, y muri&#243;.</div><div class="p"> 39Luego que David oy&#243; que Nabal hab&#237;a muerto, dijo: Bendito sea Jehov&#225;, que juzg&#243; la causa de mi afrenta recibida de mano de Nabal, y ha preservado del mal a su siervo; y Jehov&#225; ha vuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza. Despu&#233;s envi&#243; David a hablar con Abigail, para tomarla por su mujer. 40Y los siervos de David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer. 41Y ella se levant&#243; e inclin&#243; su rostro a tierra, diciendo: He aqu&#237; tu sierva, que ser&#225; una sierva para lavar los pies de los siervos de mi se&#241;or. 42Y levant&#225;ndose luego Abigail con cinco doncellas que le serv&#237;an, mont&#243; en un asno y sigui&#243; a los mensajeros de David, y fue su mujer. 43Tambi&#233;n tom&#243; David a Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres. 44Porque Sa&#250;l hab&#237;a dado a su hija Mical mujer de David a Palti hijo de Lais, que era de Galim.</div>
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 <div class="chapter ch26" data-usfm="1SA.26">
 <div class="label">26</div><div class="s">David perdona la vida a Sa&#250;l en Zif</div><div class="p"> 1Vinieron los zifeos a Sa&#250;l en Gabaa, diciendo: &#191;No est&#225; David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto?#Sal. 54 t&#237;t. 2Sa&#250;l entonces se levant&#243; y descendi&#243; al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif. 3Y acamp&#243; Sa&#250;l en el collado de Haquila, que est&#225; al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendi&#243; que Sa&#250;l le segu&#237;a en el desierto. 4David, por tanto, envi&#243; esp&#237;as, y supo con certeza que Sa&#250;l hab&#237;a venido. 5Y se levant&#243; David, y vino al sitio donde Sa&#250;l hab&#237;a acampado; y mir&#243; David el lugar donde dorm&#237;an Sa&#250;l y Abner hijo de Ner, general de su ej&#233;rcito. Y estaba Sa&#250;l durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de &#233;l.</div><div class="p"> 6Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: &#191;Qui&#233;n descender&#225; conmigo a Sa&#250;l en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descender&#233; contigo. 7David, pues, y Abisai fueron de noche al ej&#233;rcito; y he aqu&#237; que Sa&#250;l estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ej&#233;rcito estaban tendidos alrededor de &#233;l. 8Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, d&#233;jame que le hiera con la lanza, y lo enclavar&#233; en la tierra de un golpe, y no le dar&#233; segundo golpe. 9Y David respondi&#243; a Abisai: No le mates; porque &#191;qui&#233;n extender&#225; su mano contra el ungido de Jehov&#225;, y ser&#225; inocente? 10Dijo adem&#225;s David: Vive Jehov&#225;, que si Jehov&#225; no lo hiriere, o su d&#237;a llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 11gu&#225;rdeme Jehov&#225; de extender mi mano contra el ungido de Jehov&#225;. Pero toma ahora la lanza que est&#225; a su cabecera, y la vasija de agua, y v&#225;monos. 12Se llev&#243;, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Sa&#250;l, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dorm&#237;an; porque un profundo sue&#241;o enviado de Jehov&#225; hab&#237;a ca&#237;do sobre ellos.</div><div class="p"> 13Entonces pas&#243; David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. 14Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: &#191;No respondes, Abner? Entonces Abner respondi&#243; y dijo: &#191;Qui&#233;n eres t&#250; que gritas al rey? 15Y dijo David a Abner: &#191;No eres t&#250; un hombre? &#191;y qui&#233;n hay como t&#250; en Israel? &#191;Por qu&#233;, pues, no has guardado al rey tu se&#241;or? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu se&#241;or el rey. 16Esto que has hecho no est&#225; bien. Vive Jehov&#225;, que sois dignos de muerte, porque no hab&#233;is guardado a vuestro se&#241;or, al ungido de Jehov&#225;. Mira pues, ahora, d&#243;nde est&#225; la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera.</div><div class="p"> 17Y conociendo Sa&#250;l la voz de David, dijo: &#191;No es esta tu voz, hijo m&#237;o David? Y David respondi&#243;: Mi voz es, rey se&#241;or m&#237;o. 18Y dijo: &#191;Por qu&#233; persigue as&#237; mi se&#241;or a su siervo? &#191;Qu&#233; he hecho? &#191;Qu&#233; mal hay en mi mano? 19Ruego, pues, que el rey mi se&#241;or oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehov&#225; te incita contra m&#237;, acepte &#233;l la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehov&#225;, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehov&#225;, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos. 20No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehov&#225;, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, as&#237; como quien persigue una perdiz por los montes.</div><div class="p"> 21Entonces dijo Sa&#250;l: He pecado; vu&#233;lvete, hijo m&#237;o David, que ning&#250;n mal te har&#233; m&#225;s, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aqu&#237; yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera. 22Y David respondi&#243; y dijo: He aqu&#237; la lanza del rey; pase ac&#225; uno de los criados y t&#243;mela. 23Y Jehov&#225; pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehov&#225; te hab&#237;a entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehov&#225;. 24Y he aqu&#237;, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, as&#237; sea mi vida a los ojos de Jehov&#225;, y me libre de toda aflicci&#243;n. 25Y Sa&#250;l dijo a David: Bendito eres t&#250;, hijo m&#237;o David; sin duda emprender&#225;s t&#250; cosas grandes, y prevalecer&#225;s. Entonces David se fue por su camino, y Sa&#250;l se volvi&#243; a su lugar.</div>
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 <div class="book bkPSA">
 <div class="chapter ch56" data-usfm="PSA.56">
 <div class="label">56</div><div class="s">Oraci&#243;n de confianza</div><div class="d">Al m&#250;sico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.#1 S. 21.13-15.</div><div class="q"> 1Ten misericordia de m&#237;, oh Dios, porque me devorar&#237;a el hombre;</div><div class="q">Me oprime combati&#233;ndome cada d&#237;a.</div><div class="q"> 2Todo el d&#237;a mis enemigos me pisotean;</div><div class="q">Porque muchos son los que pelean contra m&#237; con soberbia.</div><div class="q"> 3En el d&#237;a que temo,</div><div class="q">Yo en ti conf&#237;o.</div><div class="q"> 4En Dios alabar&#233; su palabra;</div><div class="q">En Dios he confiado; no temer&#233;;</div><div class="q">&#191;Qu&#233; puede hacerme el hombre?</div><div class="b"></div><div class="q"> 5Todos los d&#237;as ellos pervierten mi causa;</div><div class="q">Contra m&#237; son todos sus pensamientos para mal.</div><div class="q"> 6Se re&#250;nen, se esconden,</div><div class="q">Miran atentamente mis pasos,</div><div class="q">Como quienes acechan a mi alma.</div><div class="q"> 7P&#233;salos seg&#250;n su iniquidad, oh Dios,</div><div class="q">Y derriba en tu furor a los pueblos.</div><div class="b"></div><div class="q"> 8Mis huidas t&#250; has contado;</div><div class="q">Pon mis l&#225;grimas en tu redoma;</div><div class="q">&#191;No est&#225;n ellas en tu libro?</div><div class="q"> 9Ser&#225;n luego vueltos atr&#225;s mis enemigos, el d&#237;a en que yo clamare;</div><div class="q">Esto s&#233;, que Dios est&#225; por m&#237;.</div><div class="q"> 10En Dios alabar&#233; su palabra;</div><div class="q">En Jehov&#225; su palabra alabar&#233;.</div><div class="q"> 11En Dios he confiado; no temer&#233;;</div><div class="q">&#191;Qu&#233; puede hacerme el hombre?</div><div class="b"></div><div class="q"> 12Sobre m&#237;, oh Dios, est&#225;n tus votos;</div><div class="q">Te tributar&#233; alabanzas.</div><div class="q"> 13Porque has librado mi alma de la muerte,</div><div class="q">Y mis pies de ca&#237;da,</div><div class="q">Para que ande delante de Dios</div><div class="q">En la luz de los que viven.</div>
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