Pureza en Su PuntoMuestra
Hay ofertas por todos lados que promueven consumir, muchas veces lo que no necesitamos o lo que no es prioridad. La oferta nos hace pensar que el proveedor está teniendo algún tipo de pérdida a causa de mostrar su gran misericordia hacia los consumidores; pero lo cierto es que el proveedor jamás pierde, de hecho, la “oferta” es creada para generarle más ganancias y engancharse unos cuantos clientes.
El profeta Daniel y sus compañeros, Sadrac, Mesac y Abegnego (todos llevados esclavos) recibieron ofertas “pequeñas” de parte de la autoridades de Babilonia, un acto sencillo de ser alimentados de la comida que se preparaba allí, sumado a todo el adoctrinamiento al que estarían sometidos durante tres años antes de presentarse ante el rey.
Daniel entendió que no se trataba solamente de comida, sino de su relación con Dios. Su reacción ante los lineamientos impuestos. Cualquiera en su lugar hubiese dicho algo así como: “Solo oraré por los alimentos para que Dios los santifique y asunto arreglado”. Sin embargo, Daniel se tomaba en serio su santidad a Dios, sabía que incluso, lo que llevamos a nuestra boca puede ser ocasión para pecar, si no creemos, recordemos a Adán y Eva en el Jardín de Edén. Es curioso que el primer mandato de Dios haya tenido que ver con algo que podemos llevarnos a la boca.
Ahora, “Babilonia”, el mundo actual también nos oferta muchísimas cosas que parecen indefensas, cosas que “somos capaces de controlar”. Una oferta particular llega a nuestros pensamientos, y es aquella voz que nos dice “no seas religioso, no seas exagerado”. Esta oferta es peligrosa, tiene como finalidad pérdidas espirituales para nosotros y ganancias para el Enemigo, recordemos que, el proveedor de ofertas nunca pierde. Los platillos que el mundo nos sirve, podrían ser apetitosos a la vista, pero llevan veneno para nuestra alma. Un solo bocado puede ser nuestra muerte.
El profeta Daniel decidió no profanar o contaminar su relación con Dios con la comida del rey, su decisión no era negociable, no era un capricho ni un deseo de hacerse ver mejor que nadie, sino fue un acto nacido de una entrega total a Dios, él entendía que su relación con Dios afectaba cada aspecto de su vida. Daniel hubiese sido catalogado como radical ortodoxo por nuestra generación. Sadrac, Mesac y Abeg-Nego fueron obligados a adorar una estatua y se negaron firmemente. Sus vidas son ejemplo de santidad pura, son testimonios de que sí se puede honrar a Dios en medio de un ambiente adverso que te presiona a negociar tus votos de santidad con el Señor.
Escrituras
Acerca de este Plan
Ni antes, ni hoy, ni mañana, ¡nunca será fácil guardarse para Dios! Se requiere carácter y mucha fe en Dios y en las convicciones. Este reto es duro pero no imposible. Daniel y sus compañeros nos dan grandes lecciones y en este plan vamos a meditar en sus decisiones.
More
Nos gustaría agradecer a GABRIELA TORRES por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/evaelsalvador