El Mesías PrometidoMuestra
Creer en la Promesa
Aun en la Incredulidad
Leer: Lucas 1:57-80
EOAO: Lucas 1:68-71
Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y ha levantado para nosotros un poderoso salvador descendiente de la casa de David, su siervo. Había anunciado por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio estas cosas: salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian
En el texto:
El nacimiento de Juan causó un gran revuelo. Su padre estaba mudo desde hacía meses y su madre ya no estaba en edad de procrear. Todos los vecinos y parientes se enteraron de que Dios había mostrado una gran misericordia con esta familia, y se alegraron con Elizabet y Zacarías.
Zacarías conocía la Ley, las palabras de los profetas y todo lo que Dios había hecho por Su pueblo. Era sacerdote, una de las pocas personas de Israel a las que se permitía entrar en el Lugar Santo, la cámara interior del templo donde habitaba la presencia de Dios. Era fiel y devoto, pero, en un momento de prueba, dejó que su incredulidad se apoderara de él.
Sin embargo, el mismo Dios que estaba trayendo al Mesías y a su precursor al mundo -a través de embarazos milagrosos e improbables- fue el Dios que mostró misericordia y perdón a Zacarías. Dios no estaba demasiado ocupado restaurando el mundo como para devolverle la palabra a Zacarías. Cuando puso nombre a su hijo, Zacarías mostró obediencia y fe en lo que Dios estaba haciendo, y Dios le ofreció Su gracia.
En ese momento, Zacarías se llenó de alabanzas, proclamando la increíble santidad y bondad de Dios. Declaró la bondad de Dios y Su plan para redimir a Su pueblo, un plan que se desarrollaba ante sus ojos.
Nunca estaremos completamente libres de anhelos, errores, desgracias o incredulidad hasta que estemos en el cielo. Pero lo que vemos bellamente desplegado en las vidas de Zacarías y Elizabet es el modo en que Dios no sólo redime todas estas cosas, sino que también las utiliza para Su gloria. Su comunidad sabía que no habían podido tener un hijo, y sabían que Zacarías había sido castigado por su incredulidad. Cuando vieron la misericordia de Dios para con esta familia, todos se alegraron.
Sin duda, Dios vio a Zacarías y Elizabet en sus años de dolor y anhelo. Fue misericordioso a pesar de sus errores y utilizó a ambos para animar a su comunidad y engrandecer su nombre. Él es el mismo Dios hoy. ¿Qué podría estar restaurando en tu vida, incluso en tu anhelo o incredulidad momentánea?
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios nunca hace una promesa que no vaya a cumplir. Su última promesa, la de enviarnos un Salvador, es el cumplimiento supremo de todas Sus promesas. A pesar de vivir en un mundo de promesas rotas, tenemos a un Dios que cumple. Cuando Él hace una promesa, ya tiene un plan para cumplirla.
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Nos gustaría agradecer a Love God Greatly - Spanish por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://spanish.lovegodgreatly.com/