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Resilientes en la incertidumbre del futuro

En mi carrera de contaduría, además de mi trayectoria musical, he sido testigo de innumerables situaciones que solo pueden superarse con una resiliencia profunda.

Un día, uno de mis clientes, después de décadas de dedicación a su negocio, se enfrentó a la transición hacia el retiro. Para él, su empresa no era solo un medio de ingreso; era un testamento de años de sacrificio y esfuerzo. A pesar de los bienes acumulados, el futuro se extendía ante él como un abismo lleno de preocupaciones y desafíos abrumadores. Me llamó, inquieto, pidiéndome evaluar el valor de su negocio, esperando poder retirarse con dignidad después de tantos años de dedicación. La verdad era que su empresa tenía el potencial de no solo sostener sus días restantes de vida, sino también los de su familia. Sin embargo, las dudas y la inseguridad lo acosaban.

Esta angustia reflejaba en alguna manera, la profunda inquietud que Jesús experimentó en Getsemaní. Mientras este hombre que les cuento enfrentaba un futuro incierto, Jesús en su tiempo en la tierra se preparaba para encarar la traición y la crucifixión inminente. Ambos en su contexto se encontraban al borde de un nuevo capítulo que requería una resiliencia extraordinaria.

Imagina la escena en el jardín de Getsemaní, cuando Jesús, sabiendo que debita enfrentarse a la cruz, se sumió en una crisis emocional. Sus palabras resonaron en la quietud de la noche: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte" (Mateo 26:38). Esta profunda aflicción es similar a la que mi cliente sentía ante la incertidumbre de su futuro; no sabía si esta nueva etapa de su vida sería equilibrada, adaptada y segura.

Jesús llamó a sus discípulos para orar, mientras él también se retiraba a orar en soledad. En ese momento de angustia, encontró fuerzas en la comunión con Dios. Nosotros también podemos hallar resiliencia en nuestra fe y conexión con Dios. La oración se convierte en nuestra herramienta para enfrentar los desafíos y las encrucijadas de la vida. Así como Jesús se postró ante su Padre celestial, compartiendo sus preocupaciones y miedos, también nosotros podemos encontrar la fuerza para afrontar cualquier adversidad en la oración.

La resiliencia en la vida se basa en nuestra capacidad para confiar en Dios en medio de nuestras aflicciones. Al enfrentar los desafíos con valentía y humildad, tal como lo hizo Jesús en Getsemaní, encontramos la paz en la presencia amorosa de nuestro Padre celestial. Que esta historia nos inspire a cultivar nuestra resiliencia en la fe y a abrazar las oportunidades y desafíos que la vida nos presenta, confiando en que, a través de la oración ante la presencia de Dios, encontraremos la fuerza para superar cualquier adversidad.

Oración

Padre, ayúdame a ser resilientes ante los cambios desafiantes que enfrentemos en la vida. Hazme recordar que puedo vencer los miedos y las inseguridades con el poder de tu Santo Espíritu; ayúdame a lograrlo, en el nombre de tu hijo amado Jesús. Amén.